Apunte

"Al loro, que no estamos tan mal"

Laporta, en el estadio del PSG junto a Tusquets.

Laporta, en el estadio del PSG junto a Tusquets. / AFP

Mónica Marchante

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Fulgurante. La «fiebre» del «paciente» Barça ha bajado nada más incorporarse a la expedición el presidente electo Laporta. Lo que parecía una visita al dentista y sin anestesia tras el 1-4 de la ida, mutó al mejor partido del Barcelona esta temporada, especialmente en el primer tiempo.

Dijo Valdano hace años aquello de que el fútbol es un estado de ánimo. Y el ánimo de este equipo ha cambiado, guste más o guste menos el nuevo presidente. 

El Barça está fuera, pero las sensaciones son radicalmente opuestas a las de Roma, Liverpool o Lisboa

Cambió el mismo domingo, cuando compañeros y aficionados vieron a Leo Messi ejercer como un barcelonista más. Y no como uno que está a punto de cerrar la puerta y abandonar el barco. Que era lo que había parecido hasta ahora.

Cambió cuando el Barça arrinconó al PSG en el primer tiempo y hasta hizo soñar con la remontada al marcar Leo un golazo y aún más cuando colocó el balón en los once metros. Ese fue el punto de inflexión del partido.

Frase célebre

Sí, técnicamente el Barça está fuera una ronda antes que en las últimas temporadas. Pero las sensaciones son radicalmente opuestas a las de Roma, Liverpool o Lisboa.

Una de las frases más célebres de Laporta fue aquella que soltó en abril de 2008 ante los peñistas culés. «Al loro, que no estamos tan mal!», reivindicó entonces el presidente. Fue el segundo año sin títulos, el adiós de Ronaldinho, Deco y Rijkaard y la moción de censura que Joan salvó por los pelos. Después le dio el equipo a Pep. Y con él llegó el mejor Barça de la historia.

Brotes verdes

Esta vez lo tiene mucho más difícil, por la quiebra económica, por las causas pendientes del club, porque Messi se va apagando, porque no hay un Pep... por la hegemonía de los clubes-estado. Pero la frase de «al loro» podría encajar. Ver a Pedri, Mingueza, Ilaix Moriba (o Araujo) superar etapas y jugar partidos de calado como el de París, y hacerlo bien, son los brotes verdes a los que habrá de agarrarse el Barça.

«Tenemos equipo, ha sido un orgullo, hemos defendido nuestra dignidad», dijo Laporta antes de subirse al avión. Al loro, que va a ser verdad que futbolísticamente no están tan mal. Falta arreglar (casi) todo lo demás.