Pros y contras

Combatir el fascismo

Quizás el virus (este también) ya se ha instalado entre nosotros incluso para influir en un hipotético futuro Govern

GRAF9523  GIRONA  30 01 2021 - Agentes controlan a un grupo antifascista mientras el lider de Vox  Santiago Abascal (d)  interviene en un acto electoral celebrado este sabado en el parque de la Dehesa de Girona  EFE  David Borrat

GRAF9523 GIRONA 30 01 2021 - Agentes controlan a un grupo antifascista mientras el lider de Vox Santiago Abascal (d) interviene en un acto electoral celebrado este sabado en el parque de la Dehesa de Girona EFE David Borrat / EFE / David Borrat

Josep Maria Fonalleras

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Parece que una de las consecuencias del previsible descenso de la participación será el aumento de las posibilidades de Vox de conseguir una notable representación parlamentaria, tanto que incluso podría superar a partidos de la derecha tradicional o a formaciones de izquierda minoritarias. La llegada explícita de la extrema derecha será un mazazo que ya damos por hecho porque vivimos en una sociedad que ha alimentado el fenómeno con un seguimiento desproporcionado. Y también con los altavoces que Vox, con una gran habilidad estratégica, ha ido colocando a lo largo de la campaña.

¿Cómo se combate el fascismo? ¿Con el velo de la tolerancia democrática que apuesta por la razón civil y que Vox rasgaría si mandase? ¿Con una oposición radical, incluso física, violenta, contra los argumentos (que no son argumentos sino falacias y exabruptos) de los extremistas? Con más educación, es evidente, con cultura, dicen otros. Pero tal vez ya sea demasiado tarde. Quizás el virus (este también) ya se ha instalado entre nosotros incluso para influir en un hipotético futuro Govern. El rechazo al fascismo debe ser sin rendijas, contundente. Nos lo pide el pasado; nos lo exige el futuro.

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