Opinión | Editorial

La escuela, ante el reto de la tercera ola

Barcelona 14 09 2020 Vuelta al cole Regreso a la escuela en tiempos de coronavirus Covid-19 con medidas de seguridad En la foto clases de primaria en la Escola l   Esperanca   Foto Ferran Nadeu

Barcelona 14 09 2020 Vuelta al cole Regreso a la escuela en tiempos de coronavirus Covid-19 con medidas de seguridad En la foto clases de primaria en la Escola l Esperanca Foto Ferran Nadeu / FERRAN NADEU

Este lunes, después del inicial aplazamiento de tres días decretado por el Procicat, comienza el segundo trimestre en las aulas de primaria y de secundaria. Como ocurrió en septiembre, en el inicio de curso, se oscila entre los avisos que reclaman retrasar la vuelta a los centros docentes y la necesidad de mantenerlos abiertos para contribuir a una cierta normalidad y para prevenir desajustes educativos que aumenten la brecha social, como así ocurrió en el confinamiento de la primavera, con notables déficits de socialización y acceso al conocimiento. Como ha declarado la portavoz de la asociación de directores de escuelas e institutos públicos, Núria Prunés, «es evidente que la presencialidad es necesaria para garantizar el derecho a la educación», un mantra que también repite la Generalitat: «Las escuelas tienen que ser el último servicio público en cerrar», ha dicho Pere Aragonès. El secretario de Salut Pública, Josep Maria Argimon, es partidario de mantener la fecha («Hemos de intentarlo»), pero advierte de que hay un plazo de tres semanas para valorar si la reapertura sigue siendo viable. En los tres primeros meses del curso, el sistema educativo superó con nota el esperado retorno, con un 78% de alumnos que asistieron regularmente a clase y solo un 1% de los centros cerrados por contagios. 

La situación actual presenta otros matices, en pleno auge de la tercera oleada de la pandemia, con los registros al alza, con la perspectiva de mayores restricciones en un futuro inmediato y sin tener datos concluyentes en relación a la potencialidad de la población infantil y juvenil como foco infeccioso, divididos como están los expertos a la hora de analizar la mutabilidad de la nueva cepa británica. Directores, docentes y sindicatos, conscientes de que el cierre sería devastador para la equidad educativa, exponen también la necesidad de empezar el segundo trimestre unos días o unas semanas más tarde, para asegurar un mínimo de protección, y critican que los test PCR anunciados por el Govern se lleven a cabo a partir de la vuelta a las aulas y no antes. 

Son momentos de incertidumbre que generan una evidente preocupación, tanto en la salud como por las consecuencias económicas y sociales que generaría un nuevo cierre de los centros educativos.  Pero en medio de malas noticias y peores augurios, hay que poner en valor lo positivo. Tras el cierre de marzo del año pasado, la escuela ha demostrado que es posible abrir y mantener una actividad exigible a un servicio público tan esencial. Hay lecciones que aprender de cómo el mundo educativo afrontó el regreso a las aulas en septiembre. Es cierto que las condiciones de la tercera ola no son las mismas que entonces, pero cabe confiar en que la Administración y la comunidad educativa sabrán encontrar de nuevo el equilibrio que han sabido construir durante el primer trimestre del curso.