Pros y contras

Modas y premoniciones

Cartel animando a cumplir el confinamiento en casa, en un balcón de Barcelona, el 22 de abril

Cartel animando a cumplir el confinamiento en casa, en un balcón de Barcelona, el 22 de abril / periodico

Josep Maria Fonalleras

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Los primeros días del año he hecho limpieza y he encontrado recortes muy antiguos (¡todo parece tan antiguo, ahora!), guardados en una carpeta. Hay uno de 2017 que habla de maneras de vivir la modernidad. Se menciona el 'nesting', que es el mecanismo que aboga por "atrincherarse entre las cuatro paredes de casa no como unos bobos, sino como una tendencia de moda". Es decir: no salir el fin de semana, sino disfrutar del hogar. Según el artículo, "rebaja la ansiedad e ilumina la mente". Solo hace cuatro años y parece que nos hable una voz de ultratumba, abocados como estamos a un 'nesting' obligatorio que no habíamos elegido como posibilidad sino que se nos impone como norma de (no) convivencia.

Dentro de un tiempo -no mucho: ¡todo va tan deprisa!- quizás pensaremos igual cuando observemos las tendencias de moda de la nueva temporada. Piezas carísimas que imitan la pobreza, la fealdad e incluso la suciedad desde la atalaya del rico que contempla la devastación y la convierte en una especie de bibelot para ser exhibido como trofeo. "Conceptualmente contaminadas y gastadas", dicen. Y añaden: "Los colores ennegrecidos se suman al drama". Vete a saber si no será una premonición.