Fenómeno audiovisual

Hasta pronto, Mando

La serie nos ha abierto una puerta, a veces un poco pequeña con episodios sorprendentemente cortos, al universo que vistió nuestro pasado de fantasía

Baby Yoda, en un fotograma de 'The Mandalorian'

Baby Yoda, en un fotograma de 'The Mandalorian'

Mónica Vázquez

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Quién iba a decir, allá por 1977, que una película de viajes espaciales y magia vestida de ciencia ficción, hecha con poco dinero e interpretada por artistas desconocidos, iba a generar una industria que en 2020 parece no tener fin.

Quienes no hayan caído frente a los encantos de las nuevas películas, habrán tenido que dar su brazo a torcer con The Mandalorian. Dos temporadas llenas de momentos icónicos, guiños a las películas originales, y personajes que pensábamos que jamás veríamos de nuevo en nuestras pantallas regalándonos emociones que creíamos bien guardadas en quienes fuimos cuando vimos aquellas películas por primera vez. Gorgu, el bebé de origen desconocido que recicla las preguntas que veníamos arrastrando sobre el pasado de Yoda, se ha hecho un hueco en el corazón de todos los fans, los de nueva adquisición y los gran reserva, casi sin que nos demos cuenta. Pedro Pascal, a pesar de estar oculto tras una máscara, nos ofrece una interpretación llena de matices… amén de esa imagen que circula por Internet en la que está grabando voces para la serie abrazando amorosamente una almohada como si fuera Gorgu, que si me hubiera pillado un poco más joven la tendría en constante exposición en mi dormitorio.

Presa del frenesí del fan que creció enamorada de un universo que parecía no tener fin, devorando los libros del universo de expansión según los iba terminando mi hermano mayor, me he aferrado a la segunda temporada de The Mandalorian como si fuera un salvavidas. Y quizá, de alguna manera, lo haya sido, entre tanto fin del mundo y rabietas políticas. The Mandalorian nos ha abierto una puerta, a veces un poco pequeña con episodios sorprendentemente cortos, al universo que vistió nuestro pasado de fantasía. Y sin querer desvelar nada, porque jamás me perdonaría el robarle a un compatriota fan de la Guerra de las Galaxias la deliciosa amalgama de emociones que me ha causado el final de la segunda temporada, recomiendo encarecidamente que dejes todo lo que estés haciendo y te dejes encandilar por el apoteósico final de The Mandalorian. Que la fuerza os acompañe.