La negociación de las cuentas del Estado

Ni Caifás llegó a tanto

Mientras en Junts se rasgaban las vestiduras en público y tachaban de “traidores” a los republicanos resulta que por detrás suplicaban enmiendas a los Presupuestos

Ramon Tremosa durante un pleno en el Parlament, en septiembre

Ramon Tremosa durante un pleno en el Parlament, en septiembre / periodico

Sergi Sol

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En la antigüedad era común rasgarse las vestiduras como acto sincero de contrición para expresar el dolor ante la muerte de un ser querido. La Biblia recoge la costumbre judía de rasgarse las vestiduras, aunque su origen está en la antigua Sumeria.

En nuestros tiempos rasgarse las vestiduras ha perdido ese sentido para expresar llanamente hipocresía, evocando ese pasaje de la Semana Santa, cuando el sumo sacerdote Caifás rasgó sus vestiduras para simbolizar que Jesús debía ser ejecutado por afirmar que era Hijo de Dios. Tamaña blasfemia merecía tormento y muerte. A mayor abundamiento, la ley mosaica prohibía al sumo sacerdote rasgar sus atuendos, simbolizaban la perfección del carácter de Dios. Caifás quebrantó así la ley que él decía defender puesto que rasgar esas vestiduras era profanar el carácter de Dios. 

Viene al caso el pasaje de la Biblia por una cuestión tan prosaica como la negociación de los Presupuestos en el Congreso y la consiguiente reacción de una derecha española que ha enloquecido tras asegurar que el Gobierno socialcomunista ha entregado España a los terroristas de Arnaldo Otegi y los golpistas de Gabriel Rufián. Paradójicamente, similar respuesta e incluso peor hemos tenido en Catalunya por aquellos que afirman ser nítidamente independentistas. Esos Presupuestos pandémicos del Gobierno socialcomunista (aquí la expresión genuina sería los carceleros del 155) mancillan las manos de quien haya intervenido en ellos al "blanquear la represión".

Ya era chocante, sin más, tanta sobreactuación. Junts per Catalunya no es que negocie esto o lo otro con el PSC, es que sencillamente gobierna por doquier con las gentes de Iceta (es decir, con los carceleros) con la Diputación de Barcelona a la cabeza. Pues ahora resulta que, además, mientras se rasgaban las vestiduras en público, mientras tachaban de “traidores” y otras lindezas a los republicanos (y por ende a Otegi) resulta que por detrás suplicaban enmiendas a los Presupuestos como ha revelado el diputado Ferran Bel. En fin, ni Caifás se atrevió a tanto.