Presupuestos generales

Un buen paso adelante

Que las cuentas se hayan aprobado por amplia mayoría significa que el gobierno de coalición ha hecho un buen trabajo tanto a la hora de elaborarlos como de pactarlos en el Congreso

El Congreso aprueba con amplia mayoría los Presupuestos Generales de 2021

El Congreso aprueba con amplia mayoría los Presupuestos Generales de 2021 / EFE

Eulàlia Vintró

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Desde 2018 los presupuestos de Montoro seguían vigentes y el último intento para sustituirlos no sólo fracasó sino que provocó la convocatoria de nuevas elecciones. Que hoy dispongamos de un presupuesto nuevo y adecuado a una situación inesperada y muy grave y que todo el mundo supiera con antelación que habría una amplia mayoría para aprobarlos significa que el gobierno de coalición ha hecho un buen trabajo tanto a la hora de elaborarlos como de pactarlos en el Congreso.

Y ahora, pendientes del Senado donde no puede haber sorpresas, vale la pena subrayar los aciertos del procedimiento y de los resultados. En primer lugar, y por primera vez, poner el pacto de gobierno en cifras, programar para el presupuesto actual los puntos más urgentes y dejar para los siguientes los que no se puedan incluir. En segundo lugar, y después de ofrecer diálogo a las fuerzas parlamentarias, buscar coincidencias con todas las que estuvieran dispuestas a dialogar y tratar de incorporar aquellas propuestas que no alteraran las líneas presupuestarias fundamentales. 

Como era previsible ni Vox, que no ha presentado ni una sola enmienda a los diversos apartados presupuestarios, ni el PP han querido dialogar y han intentado convertir este procedimiento en un motivo más de crítica y desgaste del gobierno y de sus diversos aliados. Ciudadanos, en cambio, ofreció la mano y el diálogo, poniendo algunas condiciones ajenas al presupuesto, como la relativa a la Ley de Educación o el apoyo de partidos independentistas a las cuentas, pero ha acabado rechazándolos al igual que el resto de la derecha, con la que sigue gobernando en varias Comunidades Autónomas, como Madrid.

En cuanto a las fuerzas que han acordado no hacer enmiendas a la totalidad y pactar algunas enmiendas parciales, el abanico es muy amplio: desde el aliado preferente, el PNV, a partidos independentistas, ERC y Bildu, pasando por fuerzas de izquierda como Más Madrid y Compromiso o representantes individuales de territorios diversos, hasta la fuerza nacionalista de centro derecha escindida de Junts per Catalunya, el PDECAT.

A lo largo de casi dos meses hemos asistido no a un debate sobre el contenido específico de los presupuestos sino a la agresión personal, partidista, ideológica e institucional de las derechas contra el gobierno, especialmente el presidente y el vicepresidente segundo, contra los partidos parlamentarios independentistas , contra los legítimos y constitucionales criterios ideológicos de las izquierdas y contra la incorporación a las instituciones de determinadas personas y fuerzas políticas. El objetivo perseguido era desprestigiar determinadas personas y cargos, estigmatizar algunas fuerzas políticas y marginar cualquier idea progresista que contradiga las suyas. Este comportamiento basado en aprioris injustos, en fake news y en insultos y no en argumentaciones, razonamientos y pruebas implica, por desgracia, un debilitamiento de la democracia y de sus valores.

Veamos ahora qué dicen los presupuestos. Como todas las cuentas anuales hay ingresos y gastos. En cuanto a los ingresos, además de 27.346 millones procedentes de Europa -un adelanto de los 140.000 millones que no nos llegarían sin presupuestos-, se calcula un incremento de unos 8000 millones en impuestos procedentes de los contribuyentes más ricos en ingresos y patrimonio así como de sociedades y también de los tributos por el uso de elementos contaminantes. Suben los impuestos, sí, pero no para todos, ya que si algo deben hacer los presupuestos es recaudar más de quien más tiene y distribuirlo entre quien lo necesita.

En cuanto a los gastos, más de la mitad van a capítulos sociales donde los incrementos son extraordinarios como sanidad, 151,4%. Destacan también las cifras destinadas al paro, al ingreso mínimo vital, a la dependencia, a las personas mayores en atención domiciliaria, a la educación infantil, a becas, a ayudas a los padres de menores de 14 años, a actualización de pensiones según IPC y según el doble del IPC a las mínimas. En cuanto al resto del gasto, hay un incremento del 114'8 en infraestructuras y el objetivo global es reconstruir lo perdido en la crisis económica y social, modernizar el tejido productivo y apostar por la transición ecológica y digital, la cohesión social y territorial y la igualdad. Las finalidades y las cifras están razonablemente bien. Ahora hay que ejecutarlas y que nos lo vayan explicando de forma transparente y regular.

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