LOS CAMBIOS EN LA TIERRA

El factor humano: la ecuación del antropoceno

La gran protagonista de los cambios en el planeta es la actividad de los humanos, particularmente la desarrollada en las sociedades industrializadas

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wantropoceno / MONRA

Mariano Marzo

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Aunque pueda parecer una muestra más de arrogancia antropocéntrica, existe un amplio consenso científico sobre el hecho de que el Homo sapiens rivaliza en la actualidad con las grandes fuerzas de la naturaleza en su poder de transformación del planeta. Es decir, que la humanidad se ha convertido en un motor de cambio de primer orden del sistema Tierra. Por esta razón, la comunidad científica discute si la impronta dejada por la actividad transformadora de los humanos es lo suficientemente distintiva y perdurable a escala global para diferenciar una nueva época geológica, denominada Antropoceno, que temporalmente sucedería a la subdivisión del registro estratigráfico en la que formalmente aún nos encontramos, conocida como Holoceno y que se extiende 11.700 años atrás, hasta el fin del último periodo glacial.

¿Es posible expresar mediante una ecuación simple el concepto de Antropoceno? Así lo creen Owen Gaffney y Will Steffen, quienes en un trabajo publicado en el 2017 ('The Anthropocene equation') subrayan los riesgos que en estos momentos afrontan las sociedades industrializadas, a las que instan a pasar a la acción de forma imperativa y urgente.

El punto de partida de Gaffney y Steffen es analizar la tasa de cambio experimentada por el sistema que constituye el soporte vital de la Tierra: la atmósfera, los océanos, los bosques, los humedales, las vías fluviales, las acumulaciones de hielo y la fabulosa diversidad de la vida. Y la primera conclusión de su análisis es que durante unos 4.000 millones de años la tasa de cambio del sistema terrestre ha sido una función compleja de tres factores o fuerzas impulsoras: astronómicas, geológicas y las inherentes a la dinámica interna del sistema Tierra.

Asteroides y volcanes

Dentro de las fuerzas astronómicas se incluyen aquellas relacionadas con la irradiación solar y la insolación del planeta (controladas por las particularidades del movimiento orbital de la Tierra y dictadas por los efectos gravitacionales del sol y otros planetas), así como los eventos de colisión con objetos extraterrestres (asteroides y cometas). Las fuerzas geológicas estarían principalmente representadas por la actividad volcánica, los movimientos tectónicos (pensemos, por ejemplo, en el ensamblaje de continentes y la apertura de nuevos océanos a causa de los desplazamientos de placas) y los procesos de alteración de las rocas de la corteza terrestre. A la vez, interactuando con los factores astronómicos y geológicos, la dinámica interna de los procesos de evolución de la biosfera también ha impulsado cambios importantes en el sistema Tierra (como, por ejemplo, el Gran Evento de Oxigenación que hace unos 2.400 millones de años, y tras prolongarse durante cientos de millones de años, dio lugar a la actual atmosfera del planeta rica en oxígeno). Dicha dinámica interna es particularmente importante debido a su influencia en la concentración atmosférica de gases de efecto invernadero que, a su vez, influyen significativamente sobre el clima.

Sin embargo, este conjunto de fuerzas ciclópeas, que ha venido actuando durante un periodo de tiempo prácticamente inimaginable, de miles de millones de años, se ha visto modificado radicalmente en las últimas décadas.

Un nuevo factor de cambio

Las observaciones científicas muestran que, en tiempos relativamente recientes, la tasa de cambio del sistema Tierra no se ha mantenido constante. Así, si tomamos como referencia lo ocurrido durante el periodo que va desde los últimos 7.000 años hasta hace unos 50 años, la temperatura media global disminuyó a un ritmo de 0,01ºC por siglo, mientras que, sorpresivamente, la tasa de los últimos 50 años muestra una tendencia compatible con un aumento de 1,7ºC por siglo, es decir, 170 veces lo ocurrido durante el periodo de referencia, aunque en sentido opuesto. Un hecho que, combinado con otros indicadores, refleja la aparición en el último medio siglo de un nuevo factor de cambio en el sistema Tierra. Nos estamos refiriendo a la actividad humana.

Las fuerzas astronómicas, geológicas y de la dinámica interna de la biosfera continúan ejerciendo su presión, pero a causa de su actuación relativamente lenta puede afirmarse que sus efectos en el plazo de décadas tienden a cero. Lo que, como nos cuenta en un lenguaje matemático la ecuación del Antropoceno, equivale a decir que, actualmente y a la escala temporal mencionada, la gran protagonista del cambio del sistema Tierra es la actividad de los humanos, particularmente la desarrollada en las sociedades industrializadas. 

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