Vecina de Nou Barris

Can Peguera y lo auténtico

Este barrio es resistencia y autenticidad, es hacer de lo provisional algo realmente histórico

zentauroepp50870635 bcn200624163928

zentauroepp50870635 bcn200624163928

Andrea Pelayo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Muchos damos ya por hecho un nuevo confinamiento y, en cuanto podemos, echamos a andar como si no hubiera mañana, un poco agobiados por si realmente no lo hay. Paseamos sin rumbo. Tampoco tenemos otra cosa que hacer. Acumulamos kilómetros en piernas cansadas de tanto retorcernos en nuestras sillas de teletrabajo y coleccionamos paisajes para recordarlos cuando solo podamos mirar por la ventana.

Cuando todo esto empezó (ahora puede escribirse “esto” y que todo el mundo sepa qué quiere decir), tuvimos que redescubrir a la fuerza nuestros barrios porque nuestros pasos estaban limitados. Y ahora seguimos haciéndolo con gusto porque hace unos meses entendimos que el centro de nuestro mundo no suele corresponderse con el centro de la ciudad, sino con el lugar donde están la familia y los amigos. 

Gracias a ese nuevo deporte nacional que es callejear, el otro día volví a Can Peguera, en mi centro, Nou Barris. Cuántas veces hemos escuchado hablar de las casas baratas. Y qué poco refleja ese sobrenombre su enorme valor como oasis en medio de la ciudad. Can Peguera es el barrio más pequeño de Barcelona, un diminuto pueblo con una sola plaza, una iglesia y un repertorio de más de 600 casitas blancas, homogéneas, dignificadas por sus vecinos. Es resistencia y autenticidad. Es hacer de lo provisional algo realmente histórico.

Antes de que tengamos que volver a sacar la 'app' para calcular un kilómetro a la redonda, les invito a darse una vuelta por esta otra cara de Barcelona. Pueden explorar solos o pueden sumarse a las visitas guiadas que se podrán hacer gratis este domingo en el marco del festival de arquitectura Open House BCN. La cuestión es que vayan, que recorran, que conozcan. Mientras caminan, no se extrañen si se repiten una y otra vez: “Cuesta creer que esto sea Barcelona”. Y sí, cuesta. Pero esta es también nuestra ciudad. Una Barcelona distinta. Una menos monumental tal vez, pero que sientes automáticamente ganas de proteger.

Suscríbete para seguir leyendo