Desafección

La clase política menguante

Los políticos me llenan de razones para dudar de su valía cada vez que les veo y oigo insultarse y desacreditarse entre sí

Hemiciclo semivacío, el pasado 18 de marzo.

Hemiciclo semivacío, el pasado 18 de marzo. / periodico

Carles Sans

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La vocación de servicio que se les supone a nuestros políticos suele ser correspondida por la opinión pública con el peor de los descréditos. En una encuesta del CIS que se hizo a primeros de año, la clase política es considerada como el segundo problema de España. No deja de ser paradójico que aquellos a quienes elegimos para tomar decisiones y para desarrollar un sistema de vida mejor para todos sean tan denigrados y criticados. Es lógico que quien deba tomar decisiones que atañen a los demás no contente siempre a todos. Hasta aquí normal. Sin embargo, cuando tantas personas de distinto pelaje político coinciden en repudiar y censurar la labor de sus políticos, algo estarán haciendo mal.

Lo más curioso es que el descrédito que padecen empieza por ellos mismos. A mí me llenan de razones para dudar de su valía cada vez que les veo y oigo insultarse y desacreditarse entre sí. No hay más que echar una ojeada y ver cómo entre rivales se llaman cosas tales como: ególatra, ilegítimo, corrupto, ridículo, irresponsable, incapaz y desleal, insultos que, si el ciudadano ha de creerse, aumentan más y más la desconfianza que sentimos hacia ellos por su incapacidad para gobernar. Porque, digo yo, si entre ellos se dicen cosas de este estilo, igual va a ser que es verdad; porque no puedo imaginar que nos estén mintiendo y calumnien al mismo tiempo a quienes ofenden.

Llegado a este punto me pregunto: ¿qué debe hacer el ciudadano con su habitual descontento cuando, además, oye a sus políticos subestimarse hasta el extremo de llamar de todo a sus rivales con quienes frecuentan parlamentos y salones de pleno?

La credibilidad menguante que soporta últimamente nuestra clase política está motivada, entre otros muchos asuntos, por los numerosos casos de corrupción. Actualmente, según la web ‘Casos Aislados’, hay un total de 587 casos de corrupción con un total de 3.837 implicados. No, si va a ser verdad todo lo que se endilgan a la cara. Si lo es, que Dios nos coja confesados, porque con la que está cayendo, solo nos falta ponernos en manos de gente que son como ellos dicen ser.