Análisis
Gobernar el coronavirus
El equipo de Von der Leyen quiere arrancar la temporada poniendo orden en la gestión de la pandemia
Carlos Carnicero Urabayen
Periodista.
Casi nada es normal en este tiempo marcado por un enemigo sin cara. Ni siquiera el arranque del curso político europeo se salva de la excentricidad. Vuelven a Bruselas los funcionarios, asesores, europarlamentarios que se confinaron en sus casas en sus países de origen. La agenda política está cargada de grandes proyectos (reforma migratoria, regulación de las grandes plataformas digitales…). En la práctica todo quedará diluido por la gestión de una pandemia que devora vidas, costumbres y bolsillos.
Sobre el papel Europa está unida. Tras meses de negociaciones y tensiones entre el norte y el sur, los líderes de la UE dieron luz verde a un gran fondo de 750.000 millones de euros para luchar contra la crisis económica. Es un gran éxito que ahora deberá concretarse con letra pequeña y escrutinio europarlamentario, pero quedan muchos cabos por atar.
Llama la atención que tras seis meses de coronavirus en la UE se siga lidiando con él cada uno por su cuenta. En este gran espacio de libertad sin fronteras vivimos estos días con los movimientos restringidos, cautivos de un sistema basado en ciencia, percepción del riesgo y, también, bastante arbitrariedad.
Si paseas por San Sebastián, lo debes hacer con mascarilla. Si cruzas la frontera invisible hasta Hendaya la mayoría se la mete en el bolsillo. Quienes quieran viajar desde Bruselas a Berlín deberán hacerlo con un test bajo el brazo tomado menos de 48 horas antes del vuelo, pero el plazo para obtener los resultados en la capital de la UE es de 72 horas. Esto es un imposible, claro, un absurdo al que se enfrentan los propios funcionarios de la Comisión que tienen reuniones programadas en Alemania.
El Gobierno de Bélgica ha decretado que toda España – menos Tenerife - ingrese en su lista roja, arruinando los planes de miles, truncando reencuentros familiares y condenando a tantos negocios turísticos que no ven la luz. Quienes regresen de estas zonas deben hacerse un test y, sea cual sea su resultado, guardar una cuarentena de dos semanas (tiempo en el que tampoco llevarán a sus hijos a la escuela). El colmo es que la región de Bruselas es para muchos países también una zona roja.
Ante este caótico mapa regulatorio debe ser tentador saltarse algunas reglas. Le pasó a un recientemente dimitido peso pesado de la política europea. Phil Hogan, responsable de la cartera comercial en la Comisión Europea, participó en una cena en un club de tolf en su Irlanda natal, en contra de las normativas locales. En las próximas semanas la maquinaria comunitaria investirá un tiempo precioso en elegir entre dos candidatos para sustituirle: Mairead McGuinness y Andrew McDowell.
El equipo de Von der Leyen quiere arrancar la temporada poniendo orden en la gestión del coronavirus. La Comisión acaba de proponer un código de colores común para valorar la peligrosidad y unificar los criterios para restringir los movimientos. Se pretende además establecer protocolos únicos para quienes viajen por zonas de riesgo. Cabe recordar que seguimos sin una 'app' que esté homologada a lo largo y acho de la UE. Sin un marco europeo claro no venceremos al covid-19.
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