Opinión | Editorial

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La derecha española no es la alemana

Ni con unos Presupuestos decisivos para la gobernabilidad y tranquilizar a Bruselas es imaginable un acuerdo como el vivido en la cumbre de la UE

Pablo Casado y Angela Merkel

Pablo Casado y Angela Merkel / periodico

Tras las duras negociaciones en Bruselas que culminaron en un acuerdo sobre el fondo de recuperación, Pablo Casado atribuyó el éxito, para minimizar el papel de Pedro Sánchez, a tres mujeres del PP europeo, con especial referencia a Angela Merkel. ¿Pero puede apropiarse el líder del PP del trabajo y el éxito de la cancillera alemana? Más bien parece que el estilo, la tradición, la ideología y la práctica de las derechas española y alemana tienen poco que ver. Como quedaba de manifiesto en el reportaje publicado el domingo en este diario, Merkel y Casado difieren en sus orígenes y formación (carrera profesional una, político profesional sin otro oficio el otro), en su actitud frente a la ultraderecha (en Alemania es inimaginable un pacto CDU-AfD mientras que el PP ha pactado con Vox en Andalucía, Madrid y Murcia), en su posición ante la inmigración (la cancillera acogió en el 2015 a más de un millón de refugiados en contraste con las admoniciones de Casado en el 'caso Aquarius', entre otros) y en su cultura de los pactos (en Alemania son frecuentes las coaliciones entre los dos grandes partidos cuando en España nunca se han producido, aunque en este caso las culpas pueden repartirse entre el PP y el PSOE e incluso entre sus electorados, remisos a que las formaciones a las que votan se entiendan).

Donde más se aproximan las derechas española y alemana es en política económica y europea, aunque Casado es mucho más neoliberal que Merkel, que ha evolucionado además de la austeridad al compromiso solidario demostrado en la reciente cumbre. Ese acuerdo que en Europa fue posible en cinco días es inimaginable que se pueda producir en España en la negociación de los Presupuestos, decisivos para asegurar la gobernabilidad y para tranquilizar a Bruselas. La derecha española no consentirá su aprobación porque entiende que eso sería otorgar una ventaja al Gobierno en lugar de reconocer que quien ha ganado las elecciones tiene derecho a intentar gobernar con sus planteamientos económicos y sociales. El PP cree también que ese no es el papel de la oposición, aun a riesgo de que su intransigencia empuje al Ejecutivo de Pedro Sánchez a buscar alianzas inestables con formaciones diversas que luego se encargará de criticar.