Casado, ante el espejo de Merkel

Pablo Casado y Angela Merkel

Pablo Casado y Angela Merkel / periodico

Pilar Santos

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Pablo Casado ha reivindicado estos días el indudable papel de la cancillera alemana, Angela Merkel, en el acuerdo histórico alcanzado por los Veintisiete en Bruselas para paliar las consecuencias económicas del covid. El líder de los conservadores españoles aseguró en el Congreso que Merkel, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, han hecho posible ese pacto, minimizando la influencia de Pedro Sánchez. Y las tres mujeres, recordó, pertenecen al Partido Popular Europeo.

No es la primera vez que Casado destaca la labor de Merkel para atizar a Sánchez. ¿Pero esa admiración hacia la cancillera tiene alguna traducción en el terreno práctico? ¿Qué similitudes y qué diferencias hay en el terreno ideológico entre ambos? Se ha planteado el asunto a seis observadores privilegiados de la política española y la política alemana y el ejercicio arroja numerosos contrastes. Este es el resultado. 

1. La vida antes de la política

Primero hay que admitir una injusticia en la comparación: Merkel lleva al frente de la Unión Cristianodemócrata (CDU) desde el 2000 y del Gobierno, desde 2005. Casado acaba de cumplir su segundo aniversario como presidente de los populares y siempre ha estado en la oposición. Sin embargo, varios de los entrevistados han empezado destacando las diferencias en su formación y en su vida laboral. Merkel nació en Hamburgo, en 1954, pero su familia se trasladó a Alemania Oriental, donde creció. Se doctoró en física cuántica y trabajó en el Instituto Central de Química Física de la Academia de Ciencias, en Berlín Este, hasta que cayó el Muro, en 1989. "Ella tiene una carrera profesional propia y Casado [Palencia, 1981] es un político profesional. Y hay políticos profesionales muy buenos, pero no sabemos cómo será él. Los estudios de Casado son causa de controversia y, en el caso de Merkel, su formación forma parte del respeto que se le tiene", afirma Ignacio Molina, profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid. Ella fue diputada (36 años) y ministra (37) antes de presidir el Gobierno (46). Casado obtuvo escaño en el Parlamento madrileño con 26 años y alcanzó el liderazgo del PP con 37. No se le conoce trabajo fuera de la política. 

La "inexperiencia" es un mal que Francisco Sosa Wagner ve en la actual generación de dirigentes españoles. Este catedrático de Derecho Administrativo y escritor, eurodiputado de UPyD entre 2009 y 2014, destaca también la falta de preparación de Casado y señala esa misma mácula en el currículum de Sánchez. "Me parece inquietante como ciudadano que personas así puedan dar un salto acrobático y presidir un país", lamenta. "Menos mítines los fines de semana, menos tuits y más tiempo para leer", reclama. 

2. La actitud ante la ultraderecha

Todos los analistas coinciden en destacar la gran diferencia ante la ultraderecha: Alternativa para Alemania (Afd) y Vox. "En Alemania no se hacen bromas con el pasado fascista, nazi, que aquí sería el franquismo. Cuando dicen que no se puede permitir gobernar a la ultraderecha, no ponen en el otro lado de la balanza a los comunistas", comenta Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza. Casanova considera que la derecha europea en general, después de 1945, pasó por un proceso de "desnazificación" y "europeización" que España no vivió por la dictadura. El historiador destaca que los partidos de derecha experimentaron un proceso de democratización y desarrollaron "un respeto a la ley, a los resultados de las elecciones y a la soberanía del Parlamento" que aquí no se hizo porque la derecha del PP, antes Alianza Popular, "salió de dentro del franquismo".

"Merkel critica mucho en sus discursos a la ultraderecha, apela a sus dirigentes. Prefiere negociar con cualquier otro partido que con Afd", explica Carmen Viñas, en Berlín desde 2011 y corresponsal de la Ser desde hace cuatro años. Viñas recuerda el episodio de Turingia, donde la CDU votó a favor de un candidato liberal de la mano de la ultraderecha. Esa ruptura del cordón sanitario solo duró unos días. La cancillera enmendó ese "imperdonable" error y Annegret Kramp-Karrenbauer, presidenta de la CDU desde 2018, lo pagó saliendo de la carrera de la sucesión de Merkel. En España, Casado ha radicalizado al partido por miedo a Vox y dio luz verde a pactar con la formación de Santiago Abascal para que el PP pudiera ocupar la presidencia de Andalucía, Madrid y Murcia, y decenas de ayuntamientos. 

Roger Suso, corresponsal en Berlín para varios medios desde 2010, señala que, al igual que Vox, también la Afd nació de la CDU, de dirigentes descontentos como Alexander Gauland. A Suso la determinación de Casado de "anclar el partido en la derecha" le recuerda a la del canciller de Austria, Sebastian Kurz, "que pacta con el que haya que pactar". 

3. Inmigración

La política de inmigración ha pasado por "varias fases" en los Gobiernos alemanes de la última década, según Viñas. "De la apertura de fronteras de 2015 a los refugiados de Siria, Afganistán e Irak, que le costó a Merkel muchas críticas en su propio partido y el crecimiento de Afd, hasta ahora", afirma. En el acuerdo de la coalición de 2018 con el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), la CDU y la CSU [los socios de Baviera, más conservadores] pactaron poner un límite para las llegadas de los solicitantes de asilo de entre 180.000 y 220.000 personas al año.

Cuando Merkel defendía la apertura de fronteras a los refugiados (en 2015, el país acogió a 1,1 millones), la cancillera blandió los valores "cristianos" para salvar a esas personas de una muerte casi segura, unos valores "muy sociales" que Helene Zuber, corresponsal del semanario 'Der Spiegel' no ve en Casado. Varios de los entrevistados destacan el peso de la religión en la biografía de la política, cuyo padre fue un pastor luterano. Aquí, Casado ha agitado el miedo a la llegada de inmigrantes y, nada más ganar la presidencia del PP, en el verano de 2018, tras la decisión de Sánchez de acoger el 'Aquarius', con 629 personas a bordo, avisó de que "no es posible que España pueda absorber a millones de africanos que vengan a buscar un futuro mejor en Europa". 

4. Política económica y europea

"Aquí llevan a gala el ahorro, el no contraer nuevas deudas. Y en eso, en la disciplina fiscal y la contención del gasto, sí que se parece al PP de Casado", dice la periodista Viñas, que también ve similitudes en el proyecto europeo (después del paréntesis que supuso para el PP la ruptura de José María Aznar al apoyar la guerra de Irak). Pero Merkel ha evolucionado también en su defensa de la austeridad y, debido a los pactos de "gran coalición" con el SPD que ha firmado a lo largo de su carrera, se ha "socialdemocratizado", explica Sosa Wagner. "Hasta 2012, con Nicolas Sarkozy de aliado, impuso una austeridad que a España le hizo mucho daño. Ahora, al final de su vida política, ha cambiado y el fondo de reconstrucción europeo del covid así lo demuestra", apunta Molina. "Casado es más liberal. Sería impensable que Daniel Lacalle o Cayetana Álvarez de Toledo fueran colaboradores de Merkel", añade.

Los analistas ponen también el foco en la capacidad de la dirigente de asumir como propias las reclamaciones de sus aliados en el Gobierno aunque antes se hubiera opuesto. Es el caso, citan, del salario mínimo interprofesional o su política antinuclear después del desastre de Fukushima. 

5. La cultura del pacto

El sistema electoral alemán dificulta las mayorías absolutas e invita a las coaliciones, indican varios de los entrevistados antes de valorar la diferente actitud de Merkel y Casado ante la negociación con sus principales oponentes (aquí el PSOE). Molina asegura que es "injusto" culpar "solo" a los dirigentes populares o socialistas españoles de no haber llegado nunca a una gran coalición en momentos de bloqueo total. "El electorado alemán no castiga a priori el entendimiento entre partidos diferentes y el español parece que sí. A lo mejor la culpa es más de los españoles que de los líderes", sugiere. 

En todo caso, las sucesivas 'grandes coaliciones' que la CDU ha formado con los liberales y con el SPD han demostrado que el partido de Merkel es capaz de fagocitar a sus socios, tocados tras pasar por sus gobiernos. Un riesgo que, pese a todo, los socialdemócratas han vuelto a correr con la nueva alianza que sellaron con ella en 2018. 

Y el estilo de relacionarse con la oposición también es uno de los contrastes que subraya la periodista de 'Der Spiegel'. "El éxito de Merkel es justamente nunca hablar mal del adversario, no usar tacos ni injurias. En este sentido la táctica de Casado es totalmente diferente. No creo que vaya por el buen camino", advierte Zuber. 

"Es extraño lo que pasa en España. No se pueden estar alimentando aún los enfrentamientos de la guerra civil. Yo lo vivía con desazón cuando volvía de Estrasburgo. En el Parlamento europeo todo se pacta entre liberales, socialistas y populares. La relación es estrechísima, pero es pasar la frontera y todo cambia. Ahora, con la crisis sanitaria ¿qué ideología hay que resolver? Hay una crisis social tremenda", se lamenta Sosa Wagner. 

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