La ilusión del socio 86.993

Hay un perfil poco expuesto hasta ahora de Sarunas Jasikevicius que empezó a revelarse este lunes, justo el día en que era investido de forma oficial como nuevo entrenador del Barça de manos de Josep María Bartomeu. Todos recordamos al jugador apasionado e intenso, capaz de conectar con la grada y transmitir energía a sus compañeros, como sucedió en el 2003, el de la primera Euroliga azulgrana, o en sus etapas en el Maccabi y el Panathinaikos, pero también en estos últimos años en el banquillo del Zalgiris. Ese es el perfil que ha disparado la ilusión de los aficionados del Barça al conocer su llegada. Pero detrás se esconde también una persona inteligente, reflexiva y discreta, obsesiva con su trabajo, perfeccionista, sin discusión uno de los técnicos jóvenes de mayor proyección en Europa.

Socio del Barça desde el 2006 con el carnet 86.993 juega, además, a favor de Jasikevicius su identificación con el club y su pasión por esta ciudad (aquí celebró su primer matrimonio, montó en su día un negocio de restauración, ahora cerrado, y tiene casa desde hace años). Así que su llegada puede considerarse como una apuesta de riesgo mínimo por parte de Albert Soler y Nacho Rodríguez, a quienes, eso sí, puede reprocharse que prolongaran un año más de la cuenta el tiempo de Pesic, que llegó al club como una solución provisional.

Será difícil encontrar un momento más idóneo que este para el inicio de esta tercera etapa de Jasikevicius en el Palau. A nivel colectivo, el Barça lleva años intentando encontrar el camino de vuelta a la élite sin conseguirlo. Hace seis años que no logra la Liga. Hace seis temporadas que no alcanza la ‘final four’ de la Euroliga. Y ha reunido una plantilla de lujo, con una estrella de primera línea como Nikola Mirotic, que destila una ambición desmedida.

A nivel personal, después de años aprendiendo de los mejores, Obradovic, Aíto o Xavi Pascual, técnicos de referencia en Europa, Jasikevicius también se encuentra ante uno de los grandes desafíos de su carrera. Es lo que se se conoce como un 'win-win'. Una combinación ganadora con la que el barcelonismo hace años que soñaba.