Dos miradas

La segunda residencia de Luther King

Keita Baldé alojará a 60 temporeros que duermen en la calle en Lleida. Su gesto le honra, igual que nos avergüenza a todos

Varios temporeros duermen en la calle en el centro histórico de Lleida

Varios temporeros duermen en la calle en el centro histórico de Lleida / periodico

Emma Riverola

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Estalló Minneápolis, estalló Estados Unidos, y algunos de nuestros más afamados narcisistas, perdón, activistas del ‘procés’ ya se lanzaron a barruntar hasta qué punto la lucha del oprimido pueblo catalán es comparable a la de los negros norteamericanos. La analogía produciría sonrojo si no fuera porque ya estamos acostumbrados a creernos un destilado de Luther King, Gandhi y Mandela. Mientras el mundo de Twitter hace su particular revolución onanista, la realidad nos arroja a 200 temporeros durmiendo al raso en Lleida porque ningún hotel ni pensión quiere alojarlos. Ni siquiera después de meses sin huéspedes. El excanterano del Barça Keita Baldé, de origen senegalés como la mayoría de los jornaleros, alojará a 60 de ellos. Su gesto le honra, igual que nos avergüenza a todos.

Buenos para recoger nuestra fruta, pero no para vivir con unas mínimas condiciones de salubridad. Es racismo. No hay más. Y delata a ciudadanos e instituciones. No, Luther King no se pasea por nuestras calles. Si acaso, alguien lo imagina tuiteando a favor de la unidad del independentismo desde su segunda residencia en la Costa Brava.

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