BARRACA Y TANGANA

Mira, te comento

El pasado pronto lo podremos inventar. Todo iba bien hasta que llegó la pandemia, volábamos directos al éxito hasta que llegó la pandemia, el equipo estaba preparado pero llegó la pandemia

Quique Setién observa desde lejos las carreras de sus jugadores.

Quique Setién observa desde lejos las carreras de sus jugadores. / periodico

Enrique Ballester

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Entre los restos del naufragio, el fútbol asoma la cabeza. Quizá no se complete la Liga, quizá ni se llegue a volver a jugar, pero ya tenemos una referencia mental a la que nos podemos aferrar. Un nuevo comienzo donde lo habitual antes era el final. Un capricho, una meta que nos anime por la mañana al despertar. El estímulo ahora no es tanto ganar, sino tener otra vez la posibilidad de ganar.

Además, si los nuestros no ganan, estará a mano la excusa del coronavirus. Yo la pienso gastar para todo en los próximos años, algo que recomiendo sin dudar. Estamos cubiertos de antemano ante el fracaso. Esa chica no te hace caso a su pesar, porque ella querría, pero es que está muy concienciada con guardar la distancia social. El pasado pronto lo podremos inventar. Todo iba bien hasta que llegó la pandemia, volábamos directos al éxito hasta que llegó la pandemia, el equipo estaba preparado pero llegó la pandemia.

El justificante del Covid valdrá para cualquier ámbito en esta tragicomedia

El justificante del Covid valdrá para cualquier ámbito en esta tragicomedia. Para no ir a esa cena a la que no querías ir, pero terminabas yendo. Para no saludar uno a uno al llegar, ni dar dos besos, para marcharte sin decir adiós, que de repente los tímidos seremos los más educados del mundo. Para echarte del trabajo, por supuesto.

El justificante del covid valdrá igual para los meses de práctica que han perdido los chavales en las canteras de fútbol. A diferencia de mi generación, no tendrán que decir que se lesionaron la rodilla en juveniles ni que les embaucó la noche y no llegaron, por eso, a profesionales. Será más fácil: el covid truncó sus carreras. Con mentarlo será suficiente: es el nuevo malibú con piña, la nueva triada, el nuevo martini con limón.

En fase 0

A nuestros nietos les contaremos que no nos dejaban comer murciélagos, que no nos dejaban beber lejía, que no nos dejaban hacer nada. Que no nos dejaron jugar un play-off de ascenso a Tercera. Y si no llegamos a tener nietos, la culpa será también del virus. Que no se está aprovechando la oportunidad que brinda la pandemia, por cierto, para meter en la cárcel a todos esos que te sujetan del brazo mientras te hablan y te dicen 'mira, te comento'.

Así que mira, os comento. Mi ciudad se ha quedado en la fase 0, pero bueno. Lo de intentar pasar de fase y que te digan que no, creo que nos ha pasado a todos alguna que otra vez. En el fútbol también; si esto fuera la selección en los noventa sabríamos que pasamos la primera fase y nos eliminan en cuartos de final. Pero ahora afecta más porque somos ese equipo en mala dinámica, que se esfuerza por hacer las cosas bien, pero se tambalea en el ánimo con el primer golpe.

Ese equipo al que castigan la primera pérdida en la salida con un gol en contra y se desmorona, una jornada tras otra. Nos afecta todo demasiado, cualquier nimiedad. El otro día no funcionaba lo de subir stories a Instagram y ya no me repuse, hundido, toda la noche fatal. Lo de quedarnos fuera de la fase 1 es lo peor desde que nos dejaron fuera de la gozadera, que ni olvido ni perdón, Marc Anthony, ni olvido ni perdón, Gente de Zona. Aquello dolió.