¡Resistir es vencer!

La muerte de Luis Eduardo Aute nos ha hecho revivir (a algunos) canciones inolvidables. 'Al Alba', por ejemplo. Una preciosa canción amorosa convertida por Rosa León en un alegato contra la pena de muerte. Las canciones tienen vida propia y son objeto de múltiples interpretaciones, reinterpretaciones y apropiaciones. Algunas también indebidas, ideológicas y comerciales, como la canción de despedida de John Lennon de los Beatles ('God'), convertida a finales del siglo pasado en un reclamo publicitario del coche Volkswagen Golf.

Las canciones populares, a diferencia de las de autor conocido, acostumbran a mantener la música y cambiar parte o toda la letra para adaptarla a nuevas situaciones. En la tradición de la canción popular estadounidense tenemos buenos ejemplos de cómo canciones de origen religioso (espirituales negros) cambiaran la letra, en la primera mitad del siglo XX, para vincularlas a conflictos sociales, principalmente laborales, mientras, en la segunda mitad del siglo XX, se adaptaran al movimiento a favor de los derechos civiles. Con frecuencia es más difícil reconocer el origen en las adaptaciones a otras épocas, culturas y situaciones. Por suerte la traducción de Xesco Boix de 'We shall not be moved' ('No serem moguts') nos recuerda que nos ampara el sindicato y no la cámara de comercio. O Joan Baez, en su versión castellana, deja claro que estamos unidos en la huelga, no en el barco de Chanquete.

¿Cómo te afecta la crisis del coronavirus?

'Resistiré' se ha convertido en la banda sonora de los balcones a las ocho de la tarde. Una canción identificada con el Dúo Dinámico y popularizada por Pedro Almódovar en su película 'Átame' (1990). Ante su utilización por el Movimiento 15-M, el letrista y periodista deportivo Carlos Toro Montero, marcó distancias y calificó su canción de “apolítica”. Años antes había reconocido que mientras la componía “pensaba en mi vida, en todo lo que me había pasado”.

Carlos Toro Gallego, su padre, fue un activo militante ugetista y del PCE que fue condenado a muerte por su condición de comisario político de la 50ª División del Ejército Popular. La condena fue conmutada y en 1944 salió en libertad condicional. Pronto se integró en la estructura clandestina del PCE y tres años más tarde fue detenido y condenado a 14 años de prisión. Su hijo nacería en el breve paréntesis carcelario y no volvió a tenerlo a su lado hasta llevar los pantalones largos. Su padre había seguido a pie juntillas la consigna '¡Resistir es vencer!' enarbolada por Juan Negrín, el presidente del gobierno republicano. Como afirma el historiador Julián Vadillo: él sí que resistió, en la guerra y en la dictadura.

El periodismo en la Transición

Josep M. Huertas Claveria, otro resistente, tomó prestada la frase de Rafael Pradas “Cada taula, un Vietnam” para titular sus memorias periodísticas del franquismo y la Transición en las redacciones de diversos diarios y revistas. El coraje de los periodistas demócratas –una minoría, por cierto- dio alas a una transición a la democracia que no fue un camino de rosas y, mucho menos, en una profesión amenazada por el cierre continuado de cabeceras. De la docena de diarios que se publicaban en la ciudad de Barcelona a la muerte de Franco, solo dos (del Grupo Godó), sobrevivieron a la victoria del PSOE en 1982. Una hecatombe compensada, en parte, con el nacimiento de nuevos proyectos empresariales y la creación de Catalunya Ràdio y TV-3.

Las consecuencias económicas del coronavirus pueden llevarse por delante a diversas empresas periodísticas y, seguramente, pueden acelerar la desaparición de los diarios de papel. En estos momentos difíciles y de sacrificio para los periodistas, también de este medio, quisiera recordar que el bautizo de EL PERIODICO fue amenizado por el Dúo Dinámico. El audaz empresario Antonio Asensio consiguió, después de cinco años de silencio, resucitar, tras firmar un generoso cheque, al famoso grupo musical barcelonés. Diez años después dejaron clara su voluntad de permanencia con la emblemática canción 'Resistiré'.

En este sentido, quizá sería oportuno impregnar las redacciones periodísticas con el lema '¡Resistir es vencer!'. A pesar de que Albert Camus nos dejara por escrito que para su generación la derrota de la Segunda República les hizo comprender que no siempre la razón y el coraje tienen recompensa. No obstante, si alguna cosa sabemos los historiadores es, precisamente, que la historia no está escrita y que los hombres y las mujeres son dueños de su destino. Y que nadie mejor que los periodistas para escribirla y difundirla cada día.