Los restos del naufragio

Salir a la calle. Sí, romper el confinamiento y, de paso, romperlo todo. Podría ser la reacción de muchos. De miles. Y no dejaría de ser comprensible. Dejar suelta la ira porque se han quedado en el paro, porque no podrán a volver a levantar la persiana, porque las ayudas se quedan cortas, porque no llegan, porque regresa la pesadilla de la crisis. Pero no, no salen. Y no solo por el maldito virus, también por algo parecido a apretar los dientes y resistir. Por responsabilidad. Por sentido de la oportunidad.

PP y Vox convirtieron la primera sesión de control en el Congreso en una competición por soltar más insultos, más barbaridades. Resulta que tenemos un gobierno comunista y no nos habíamos enterado. El ataque fue frontal e impúdico. No estuvo a la altura de una ciudadanía que, a pesar de todo, sigue adelante. La mayoría, ayudándose unos a otros. Entender que ahora es el momento de la ruindad es no entender nada. Habrá tiempo para rendir cuentas al Gobierno. Y se deberán rendir. Pero torpedear la posibilidad de consenso político solo hará que zozobremos más. ¿Qué quieren?, ¿los restos del naufragio?