Dos miradas

Justicia poética

En el caso de Helena Jubany, recogido en la serie 'Crims', más allá de la bronca entre policías, jueces y fiscales, con el culpable aún libre, latía un deseo cierto de justicia poética, aquella del tiempo imperturbable de la dignidad

CARLES PORTA, 'CRIMS'

CARLES PORTA, 'CRIMS' / periodico

Josep Maria Fonalleras

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Los 'Crims' de Carles Porta, que pasaron de Catalunya Ràdio a TV-3, han tenido un éxito atronador. Hemos visto pasar asesinos de geriátrico, psicópatas en un párking u obsesos homicidas reincidentes, casos históricos que marcaron una época de la crónica negra. Criminalidades antiguas y delitos recientes, más o menos cribados para la memoria. Hemos oído testimonios, hemos visto reconstrucciones discretas de las escenas, hemos entrado en los escenarios y los archivos. Nos hemos acercado al mal.

En la última entrega de esta primera temporada, sin embargo, ha habido un hecho singular: el crimen de Helena Jubany no está resuelto. Han sido, tal vez, los dos episodios más hirientes y aterradores de un programa que ha sabido mantener el pulso narrativo (es decir, el entretenimiento) a partir de unos hechos trágicos, muchas veces pavorosos, pero siempre desde el respeto a las víctimas. En el crimen de Jubany, aún vivo, lacerante, más allá de la bronca indisimulada entre policías, jueces y fiscales, con el culpable aún libre, latía un deseo cierto de justicia poética. Es decir, aquella que no conoce los plazos de la prescripción legal sino el tiempo imperturbable de la dignidad.