LA CLAVE

La internacional de Puigdemont

La cuenta atrás de Puigdemont nunca se ha detenido: cuando llegue el día, su poder para manejar la situación será proporcional a la fuerza de los suyos. Por eso no habrá cuartel en esta guerra electoral con ERC

Miles de asistentes al acto de Puigdemont en Perpinyà.

Miles de asistentes al acto de Puigdemont en Perpinyà. / periodico

LUIS MAURI

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Debimos haberlo imaginado cuando el himno partisano <strong><em>Bella ciao</em></strong> se coló entre el reguetón y el éxtasis en las discotecas"Alla mattina, appena alzata..."  lDebimos haber imaginado que no terminaría ahí. Tiene su punto escuchar a Puigdemont remedar La internacional.La internacional Un nacionalista de centro derecha de acentuada deriva populista parodiando el himno del movimiento obrero internacional. Populista o bien "carlista", en expresión de su excompañera y víctima de purga <strong>Marta Pascal</strong> en conversación con José Antonio Zarzalejos.

Puigdemont llama a sus fieles, reunidos por decenas de miles en Perpinyà para disgusto del Gobierno francés, a librar "la lucha definitiva". Resuena en el verbo del 'expresident' un eco añejo. Un siglo y medio antes, también en Francia, el celebérrimo himno obrero escrito por el revolucionario Eugène Pottier en la Comuna de París exhortaba a los parias de la Tierra"Agrupémonos todos en la lucha final..."

Dijo Lenin de Pottier: "Murió en la miseria. Pero deja un monumento más perdurable que cualquier otro realizado por la mano del hombre". Hoy sabemos en qué ha venido a dar aquel sueño (en ocasiones tornado en pesadilla) de fraternidad y justicia social. El movimiento obrero y la conciencia colectiva no atraviesan por su mejor momento, abatidos por el individualismo feroz que dicta un mercado desregulado, sin ley.

Sin cuartel

La posteridad también hablará de Puigdemont, es indudable. En cierta medida, el juicio del tiempo guardará relación con las próximas elecciones catalanas. Puigdemont se aproxima a las urnas con la necesidad imperiosa, política y personalmente vital, de revalidar la primacía de JxCat sobre ERC dentro del bloque independentista. Las encuestas no le sonríen, pero tampoco le pronostican una derrota inapelable. Hace falta ver aún si Pascal y otros independentistas pragmáticos del PDECat le plantan cara y pueden erosionarle. Entre tanto, él se afanará en desacreditar el diálogo abierto por ERC. Y los suyos, en abuchear a <strong>Junqueras</strong>, como en Perpinyà. La cuenta atrás de Puigdemont nunca se ha detenido: cuando llegue el día, su poder para manejar la situación será proporcional a la fuerza de los suyos. Por eso no habrá cuartel en esta guerra con ERC.