Reunión en la Moncloa

Los ojos que miran la mesa

Un paralelismo simplista llevaría a pensar que, en la mesa para abordar el conflicto, los ciudadanos de Catalunya se sientan a un lado. El resto de españoles, en el otro. Pero ese pensamiento no soporta un mínimo tamiz ideológico

Jové (en primer plano) con su libreta Moleskine, el mismo modelo que la Guardia Civil le intervino y  que contenía la información con que se ha alimentado el sumario del 1-O, en la mesa de diálogo entre el Gobierno central y la Generalitat

Jové (en primer plano) con su libreta Moleskine, el mismo modelo que la Guardia Civil le intervino y que contenía la información con que se ha alimentado el sumario del 1-O, en la mesa de diálogo entre el Gobierno central y la Generalitat / periodico

Emma Riverola

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Se estrenó la mesa de diálogo entre los Gobiernos de Catalunya y España sin apenas incidentes. Por una parte, faltó Iglesias, aquejado de una amigdalitis. Por la otra, apenas rastros de ‘simbolitis’. Un lazo amarillo por aquí, una Moleskine por allá, unos bolígrafos ‘Free Forcadell’... Nada para lo que estamos acostumbrados. Pasó la jornada con aires de normalidad. Y eso es lo más anormal que ha pasado en años.

Hay muchas mesas en esa mesa. Para empezar, ambos gobiernos llegan en coalición. Unos, con la ilusión del poder recién estrenado. Otros, con el lastre de recelos viejos y nuevos. Las espadas en alto, se avecinan elecciones. Los vimos posando para la prensa, han acordado reunirse una vez al mes, se han dado medio año de plazo para que los presidentes y vicepresidentes vuelvan a acudir a otra convocatoria… patada para delante y el balón sigue en juego. Todo eso lo hemos visto. Pero, ¿con qué ojos? Y, lo más importante, ¿todos los miembros de la mesa son conscientes de las miradas que pesan sobre ellos?

Un paralelismo simplista llevaría a pensar que, en la mesa para abordar el conflicto catalán, los ciudadanos de Catalunya se sientan a un lado. El resto de españoles, en el otro. Pero ese pensamiento no soporta un mínimo tamiz ideológico. Si atendemos al número de votos en las últimas elecciones al Parlament, a un lado se sientan 1.884.094 votantes de ERC y JxCat. A otro, 933.019 que eligieron PSC y 'comuns'. Queda por saber qué lugar ocupan el millón largo de personas que optaron por Cs, difícilmente junto al 'president' Torra. Los casi 200.000 de la CUP o los mismos del PP, sencillamente, no están en esa mesa.  Es un ejercicio contable, pero también una fotografía de los ojos que miran la mesa.

Son muchos los catalanes que se sienten más representados por Manuel Castells, Salvador Illa, Pedro Sánchez o Pablo Iglesias que por Quim Torra o Pere Aragonés. Es solo un reflejo de los múltiples modos de vivir Catalunya. Conviene recordarlo para no coleccionar más fotografías erróneas.