Ahora y los antiguos

Hace años que las universidades más sofisticadas se están planteando la renovación de los planes de estudios de Humanidades. No es de ahora, aunque de vez en cuando sale una noticia que no hace sino remachar el clavo que cierra el ataúd de la sabiduría acumulada, de la belleza que nos sirve de faro. Una herida más en los hombros de los gigantes donde pensábamos que podíamos subir, ahora acurrucados ante una fiebre irracional, como la de la campaña 'Why is my curriculum white?', fomentada en el 2015 por la National Union of Students (NUS). ¿Por qué mi currículum es blanco? Porque, decían, "la educación ha sido ampliamente moldeada desde el colonialismo". Y, a partir de ahí, el descenso: las artes y las humanidades son nocivas, hoy, porque "perpetúan la autoridad asumida del eurocentrismo blanco".

¿Y a quién echan de la habitación para dejar entrar "a la diversidad" y para "afrontar la disparidad de género"? A Homero y a Virgilio, como ha ocurrido en Oxford. En Oxford. Se está agrietando aquel mensaje grabado en piedra de Pedro Crisólogo, arzobispo de Rávena en el siglo V: "Los antiguos vivieron para nosotros; nosotros vivimos para los que vendrán: nadie vive para sí mismo".