Decisiones de Estado

No daba votos

Cuando firmó el acuerdo de paz con las FARC, el expresidente colombiano Santos aceptó el precio de sacrificarse políticamente

Juan Manuel Santos (izquierda) saluda a Rodrigo Londoño, 'Timochenko'.

Juan Manuel Santos (izquierda) saluda a Rodrigo Londoño, 'Timochenko'.

Ricard Ustrell

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Josep Pla decía que en nuestro país cualquier persona que hace algo, se mueve o tiene una ilusión, es odiada, envidiada y sometida a un proceso clandestino o público de tendencia implacable. Mi oportunidad de conocer al expresidente de Colombia y premio Nobel de la Paz, Juan Manuel Santos, me ha hecho constatar que no somos los únicos en el mundo.

Lo entrevisté –por cierto, nos citó a las 7.30 horas- para el programa 'Quatre gats' de este jueves en TV-3. En la conversación, Santos demuestra que es un político histórico extraordinario por dos motivos: el primero, por haber conseguido el acuerdo de paz con las FARC y el segundo, por haber aceptado el precio, sacrificarse políticamente. Dialogar y llegar a un acuerdo con las FARC terminó con su carrera política, y Santos se fue con uno de los índices de popularidad más bajos en los últimos tiempos. Lo sabía, y lo aceptó.

Si bien es cierto que no fue capaz de ampliar el acuerdo con otros frentes ni frenar el aumento de cultivo de coca en Colombia y dejó pendientes reformas rurales importantes, tuvo audacia política para poner fin a la guerra y firmar el acuerdo. Nadie le reconoció su esfuerzo porque lo que hacía no era popular. Y lo que no es popular no da votos, dice Santos.

Escucharle sirve para entender lo que decía Gabriel García Márquez que conecta la política y el periodismo: el ser capaz de ponerse en los zapatos del otro. Santos lo fue. El que cuando fue ministro de Defensa llevó a cabo una de las mayores ofensivas militares contra las FARC, al final fue capaz de escuchar al otro. Las FARC mataban, y Santos reconoce en la entrevista que los militares tenían recompensas si traían cadáveres de guerrilleros. Todos mataban, acaba diciendo.

Actualmente, en Colombia no se está desarrollando el acuerdo, sigue habiendo líderes sindicales asesinados y centenares de miles de desaparecidos. Estoy convencido de que Santos hubiese podido hacer más antes de marcharse y que tuvo muchos desaciertos. Pero a lo que íbamos: nadie le dará nunca las gracias por haber llegado a un acuerdo de paz.