Cita en la Generalitat

El nuevo relato

La noticia es la celebración misma de la reunión entre Sánchez y Torra: visualizar el cambio de estrategia del Gobierno de España y mantener viva la alianza con ERC

Pedro Sánchez y Quim Torra, reunidos en el Palau de la Generalitat, el pasado 6 de febrero.

Pedro Sánchez y Quim Torra, reunidos en el Palau de la Generalitat, el pasado 6 de febrero. / periodico

Rafael Jorba

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Quim Torra es solo una piedra en el zapato de Pedro Sánchez. La cita de este jueves era la condición necesaria en el camino hacia la aprobación de los Presupuestos del Estado. Lo importante era que la reunión se celebrase, según la literalidad del pacto entre el PSOE y ERC (y pese a la querella del PP por usurpación de funciones). El 30 de enero se produjo un malentendido en el cruce de llamadas entre la Moncloa y la cúpula republicana: Sánchez entendió que el final anticipado de la legislatura catalana aconsejaba posponer la mesa de diálogo.

La lógica de su razonamiento dejaba a ERC a los pies de los caballos de JxCat. Sánchez prefirió tragarse el sapo -una rectificación en toda regla en el espacio de horas- antes de que naufragase su hoja de ruta. Este es el telón de fondo con el que el presidente del Gobierno acudió al Palau de la Generalitat. Sabía de antemano que su interlocutor tenía un guion acotado desde Waterloo: amnistía y autodeterminación. La Moncloa preparó una agenda paralela y un paquete de medidas para superar por elevación la cita obligada con Torra.

No se trataba tanto de complacer a un ‘president’ en tiempo de descuento como de desplegar el nuevo relato sobre Catalunya -“el diálogo para el reencuentro”- y buscar complicidades en otras instituciones -las reuniones con Ada Colau y Núria Marín- y en el mundo socioeconómico -empresa, patronales y sindicatos-. La agenda, en el plano político, incorpora una reunión con la dirección del PSC, un actor que Sánchez quiso que estuviera también presente a lo largo de la negociación con ERC -Salvador Illa- y que ha sentado ahora en el Consejo de Ministros.

La vía política

El pacto con ERC, en el plano parlamentario español, convierte paradójicamente al PSC, en la escena catalana, en el rival de los republicanos en la doble pugna que se librará hasta las autonómicas: la batalla por la hegemonía soberanista y el intento de romper el bloqueo que representa la actual mayoría absoluta independentista -de escaños, que no de votos- en el Parlament. El relato de Sánchez se asienta en tres pilares: la vía política para encauzar el conflicto, una agenda de medidas para superar la desafección catalana y el papel del PSC como hacedor de consensos.

La noticia es la celebración misma de la reunión entre Sánchez y Torra. La cita pretendía visualizar el cambio de estrategia del Gobierno de España y mantener viva la alianza con ERC cara a la tramitación de los Presupuestos. Es evidente que ambas partes son conscientes de que el diálogo de fondo deberá esperar hasta que se despeje la incógnita electoral. Será después cuando se abra la negociación sobre una propuesta que pueda ser sometida a la validación de la ciudadanía catalana.

Entre tanto, con independencia de la agenda pública, Sánchez mantiene una línea directa -y discreta- con el republicano Pere Aragonès que llega hasta Oriol Junqueras en Lledoners. La voluntad compartida es que cuando se inicie la negociación de fondo se haya materializado ya la tramitación de la reforma del Código Penal para restar carga emocional a la salida del conflicto.