Dos miradas

Cambio de foto

Tres contenedores quemados y una manifestación de 200 personas es la indignación por la inhabilitación de Torra. Una revuelta a la medida del personaje

Los diputados de JxCat  se levantan y aplauden a Torra mientras Pere Aragonès permanece a su lado sin aplaudir

Los diputados de JxCat se levantan y aplauden a Torra mientras Pere Aragonès permanece a su lado sin aplaudir / periodico

Emma Riverola

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Ahí estaban los diputados de JxCat aplaudiendo a Torra. El 'president' que nadie votó, el del verbo incendiario, “¡apreteu, apreteu!”, el intrépido que hizo de una pancarta su revolución particular para acabar retirándola tarde y mal. Esa pancarta colgada en la Generalitat durante la campaña electoral es el símbolo perfecto de un ‘procés’ que despreció a la mitad de Catalunya y quiso aunar a la otra media contra el dios vengador del Estado español. En una contradicción de nefastas consecuencias (beneficiosas para el cómputo electoral), los políticos independentistas entraron en una vorágine de locura y compitieron entre ellos arrojando a la pira del sacrificio la legalidad, la cordura y la convivencia. Épica estéril que solo alimentaba al dios que decían combatir. Tres contenedores quemados y una manifestación de 200 personas es la indignación por la inhabilitación de Torra. Una revuelta a la medida del personaje.

Ahí estaban aplaudiendo los de JxCat, buscando la foto de la traición de ERC. Mientras, los republicanos contaban las horas para el retorno de Junqueras. Sabían que la épica cambia rápido de foto.