ANÁLISIS

Entre el pasado y el futuro, Setién

Quique Setién, preocupado en Mestalla donde encajó su primera derrota como técnico del Barça.

Quique Setién, preocupado en Mestalla donde encajó su primera derrota como técnico del Barça. / periodico

Jordi Puntí

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En lo que llevamos de Liga, Luis Suárez había participado en más de un tercio de los goles del FC Barcelona: 11 de su propia creación, más siete gracias a su asistencia, además de mostrar una sintonía especial con Leo Messi y con las acciones de los dos laterales, Sergi Roberto y Alba.

A la hora de valorar la llegada de Quique Setién, pues, primero hay que comprender que se ha encontrado sin una de las referencias del equipo, y así seguirá durante unos meses. Tras la derrota en Valencia, algunas voces críticas se han apresurado a recordar que para eso quizá no hacía falta echar a Valverde, pero en el fondo el partido que imaginan con el anterior entrenador es una ucronía, una especulación sobre una realidad alternativa que de hecho nunca podría suceder.

El vacío de Luis

El vacío dejado por Suárez podría haberlo llenado hace unos meses Maxi Gómez, el otro uruguayo que el sábado le marcó los dos goles al Barça. Entonces el cuerpo técnico creyó que no hacía falta fichar un nueve alternativo, pero ahora resulta que es del todo imprescindible.

El asunto no deja de ser contradictorio: el sistema de juego que quiere Setién traer de vuelta no tenía un '9' definido, pero ahora es más necesario que nunca

Si uno lo piensa bien, el asunto no deja de ser contradictorio: el sistema de juego que Setién quiere traer de vuelta a este Barça tuvo sus días de gloria sin un delantero centro definido, y es precisamente ahora que parece más necesario que nunca.

La contradicción riza el rizo porque, además, se piensa en Rodrigo como alternativa inminente, cuando hasta ahora se habían barajado otros nombres de más proyección, como Lautaro o Dani Olmo. Así, me pregunto si Rodrigo no llegaría con la misma condición de parche temporal que tiene Setién, sin perspectivas más allá del fin de esta temporada, y entonces parece claro que las decisiones técnicas se toman para hallar soluciones a muy corto plazo y sin planes de futuro.

Contra la nostalgia

También resulta contradictorio que se fiche a Setién para consolidar una línea que anhela títulos y él, con todo su derecho, pida paciencia. No estamos ante un resultadista, ni un Señor Lobo que viene a resolver problemas, como Harvey Keitel en Pulp Fiction.

Viendo lo ocurrido en Valencia, llevará un tiempo reprogramar a los veteranos y despertar el compromiso de los jóvenes

En realidad, siguiendo un razonamiento de Ricard Torquemada en Catalunya Ràdio, podríamos decir que actualmente su equipo está emparedado entre el pasado y el futuro, pero sin fijarse mucho en el presente. El pasado nostálgico del sexteto de Guardiola y el futuro que significa ganar la Champions ejercen una presión que nos impide comprender que el día a día es más importante, sobre todo a la hora de solucionar problemas reales, prácticos.

Viendo lo ocurrido en Valencia, llevará un tiempo reprogramar a los veteranos y despertar el compromiso de los jóvenes. En ese ínterin, el entrenador parece haber creado un dilema nuevo —Umtiti Lenglet— y arrastra otro heredado de Valverde: ¿qué hacer con la posición de Griezmann?

Cuando por fin funcione, el sistema de toque y posesión que propone Setién hará mejores a los jugadores, pero la paradoja es que antes ellos tienen que hacer bueno el sistema. En ese pasado glorioso había figuras que ya no volverán, como Xavi Iniesta, pero pero mientras no sea posible clonarlas (es una idea) deberían servir como inspiración.