Dos miradas

La marea de Abril

Por las redes sociales se extendió la urgencia y centenares de personas acudieron a cuidar sus playas. Frente al inmovilismo de quien observa el mundo a través de una cuenta resultados, se alzó la indignación de una niña

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Emma Riverola

Emma Riverola

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Emponzoñamos el planeta y este nos devuelve el veneno con rabia, con muerte. Tormentas asoladoras, asfixiantes olas de calor, sequías incompatibles con la vida… También aumento de la pobreza, enfermedades y conflictos bélicos. Al fin, un agravamiento de la desigualdad que alienta los movimientos populistas. El egoísmo.

Frente a este panorama desalentador, frente a la ambición de compromisos políticos que naufragan ante la ambición económica, a veces la resistencia surge de las voces más inesperadas. Relataba Elisenda Colell en EL PERIÓDICO cómo una marea humana se conjuró para limpiar las playas de los residuos vomitados por el temporal. “No puede ser, van a morir muchos animales, tenemos que ir a la playa a recogerlo”, insistía Abril, una niña de 7 años, a su padre. Ella sabía que los residuos no podían ser arrastrados mar adentro. Y así empezó todo.  Por las redes sociales se extendió la urgencia y centenares de personas acudieron a cuidar sus playas. Frente al inmovilismo de quien observa el mundo a través de una cuenta resultados, se alzó la indignación de una niña. Aprendamos a mirar a través de sus ojos.