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Una marea ciudadana limpia las playas devastadas por el temporal 'Gloria'

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Elisenda Colell

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Tras el paso del temporal 'Gloria', Joan Massagué, un vecino de Mataró, decidió salir a pasear con su perro por la playa, como hace habitualmente. “Era horrible, la playa estaba llena de basura, teníamos que hacer algo”, comenta. Como él, decenas de personas hicieron un llamamiento a ir a recoger los residuos en la playa este fin de semana. Y con la ayuda de las redes sociales, este fin de semana el litoral se ha llenado de miles de personas con guantes, bolsas y rastrillos, que han tratado de retirar la basura del litoral catalán.

Pero la historia de Joan tiene una protagonista esencial: su hija, Abril, de siete años. “Cuando volví de la playa el jueves le enseñé las fotos de todos los plásticos que había”, explica Joan. Y el cerebrito de Abril empezó a disparar preguntas de difícil respuesta. ¿Qué va a pasar con todo esto, papá? “Pues no lo sé, la marea se lo acabará llevando, supongo”, respondió el padre. “No puede ser, van a morir muchos animales, tenemos que ir a la playa a recogerlo”, insistió la niña.

Y así fue como el padre convocó, a través de Twitter, una campaña para recoger los desechos de la playa de Mataró este sabado. El mensaje se fue expandiendo hasta que hoy sábado más de 400 personas se han congregado para retirar los residuos de la playa. Incluido el alcalde de la localidad. “Ha sido abrumador”, señalan sonrientes tanto Joan como Abril.

Entre algunos de los presentes estaban los amigos de colegio de Abril, como por ejemplo Miquel. “Una estrella de mar, peces muertos, una red de unos pescadores, espardeñas, cuerdas, toallitas…” lista el niño, haciendo inventario de todo lo que han econtrado. La brigada municipal ha prestado guantes y cazos de basura para los voluntarios.

Una de ellas, Teresa Ventura, explica que el mensaje de Joan le llegó a través de whatsap. “Nosotros disfrutamos la playa, es nuestro patrimonio, la tenemos que cuidar, porque si esto llega al mar es un gran peligro”, explica. A ella, lo que más le ha sorprendido son las decenas de tapones de plástico que ha tenido que recoger. “Estamos muy orgullosos de la respuesta”, dice el padre. “Este temporal parece que no es nuestro problema, pero sí lo es, nos tenemos que dar cuenta de lo que le estamos haciendo a la tierra”, señala Joan.

Desde Manresa

La imagen, de cientos de voluntarios recogiendo plásticos en la playa, se ha repetido en todas las localidades costeras del Maresme. Si no hoy, mañana. En la playa de Sant Vicenç de Montalt, Anna Rubiralta y Xavier Ollé no dan crédito a la cantidad de basura que ven. Ellos leyeron en El Periódico que se habían formado estas patrullas ciudadanas contra el plástico, y no han dudado en recorrer los más de cien quilómetros que separan su ciudad, Manresa, con la costa del Maresme. “Esto nos afecta a todos, y es culpa de todos, queríamos darles una mano”, explican.

También Marta Marcé, junto a su nieta y sus hijos, han cogido el coche desde Barcelona para ayudar. “Mi nieta vio el mensaje en el móvil, y nos dijo a todos que viniéramos, y aquí estamos”, explica Marcé, que nació cerca de la playa que hoy está devastada. “Es nuestra playa, nosotros veraneamos aquí, y queríamos poner nuestro granito de arena”, explica una de las hijas.

Tras una hora y media de recogida en Sant Vicenç, entre los residuos se pueden ver bidones de gasolina o de alcohol, carteles de matera, botellas de lejía, de friegaplatos, tampones, tiestos y toallitas. La misma estampa se ha repetido en otros puntos del litoral, desde Llançà hasta la platja de l’Ampolla, pasando por Montgat La Barceloneta, donde los grupos de voluntarios de limpieza de playas ya habituales se han encargado de hacer el llamamiento. En Arenys de Mar, la implicación ciudadana ha sido total, dejando imágenes impresionantes de la recogida.

Los micro plásticos

En Caldes d'Estrac, Eduard, Carles y Ramón, libraban su particular guerra contra los microplásticos: bastoncillos para los oídos, palos de chupa-chups, materiales de armas de caza que la riera ha trasladado hasta la arena, difusores de aerosoles o plásticos de todos los colores y formas que se han roto por el camino y son minuciosos. “Tendrían que cambiar las papeleras de la playa, porque cuando sopla el viento, muchos materiales vuelven a la orilla”, se quejaban mientras iban recogiendo. Se podían contar un centenar de personas agachadas recogiendo basura en este tramo de playa.

"Tenemos que dejar de comprarlo"

Ellos libran la guerra contra los microplásticos porque en Caldetes, las batallas contra las botellas más grandes ya las han ganado Joana Manich y su familia. Cada fin de semana recogen la porquería de la playa, se hacen llamar la Petita Petjada. “Como los niños no podían ir a la escuela, ni nosotros a trabajar, empezamos a recoger plásticos de la playa el jueves”, explica. Se encontraron de todo. “Un recipiente de toallitas de los 80, un pote de Fairy de los 70, cajas de Coca-Cola…” a lo que sigue una larga lista de productos. Algunos los guardan. “Tenemos que ser conscientes de lo que estamos tragándonos”, dice. Y es que, esta familia, decidió abandonar el consumo de plástico de forma total hace siete meses. “Esto de hoy es espectacular, estoy emocionadísima, pero si de verdad queremos limpiar las playas de plástico, tenemos que dejar de comprarlo”, sentencia Joana.