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El reparto de la promoción exterior de Catalunya

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Eduardo López Alonso

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La promoción exterior de Catalunya está en disputa. Se calcula que una cuarentena de instituciones pugnarán este año por el pastel de las ayudas públicas a la internacionalización de las empresas. Fue a finales de año cuando el presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, Joan Canadell, dio el pistoletazo de salida a una batalla de recursos públicos que se anuncia compleja. La Conselleria de Empresa de Àngels Chacón ha de ser la encargada de lidiar con el sector empresarial y afrontar un reparto en el que las instituciones se juegan hasta sus subsistencia. La Cambra quiere aprovechar sus posibilidades de internacionalización por sus lazos con otras cámaras para conseguir el contrato del siglo con el Govern y que la Generalitat pague por la promoción de la Catalunya de los prodigios.

Los presupuestos de la Cambra el próximo año prevén unos ingresos de 22,8 millones de euros, lo que supone el mayor crecimiento de esta partida en los últimos cinco años y alcanzar el mayor valor absoluto en los últimos 10. 

Una nueva ley de cámaras de comercio de Catalunya debería llenar de competencias la Cambra, especialmente en lo que respecta a la promoción económica en el extranjero. La Cambra aspira a gestionar, gracias a sus contactos con las cámaras de comercio de todo el mundo, buena parte de esa dinamización económica de las empresas catalanas en el extranjero. Pero son muchas las instituciones las que ofrecen servicios para la internacionalización. Desde las patronales hasta Amec (que anunció esta semana que amplía sus objetivos fundacionales), o el mismo Govern a través de Acció o Prodeca.

Fuentes del Govern reconocen que se ha abierto una fase en la que cada entidad busca enfatizar sus argumentos para ocupar una posición destacada para captar los recursos. La solución, afirman, vendría de la mano de una mesa de negociación compartida por todos los aspirantes y el reparto de recursos por sectores de actividad y ámbitos territoriales pero sin destrozar las embajadas comerciales catalanas. Sumar esfuerzos pero sin destruir activos consolidados.