Diálogo

Celebremos la contradicción política

En esta etapa de desinfantilización política tenemos que empezar a aceptar la contradicción como una aliada necesaria

A la izquierda, los negociadores de ERC: Marta Vilalta, Gabriel Rufián y Josep Maria Jové. Frente a ellos, los del PSOE: José Luis Ábalos, Adriana Lastra y Salvador Illa.

A la izquierda, los negociadores de ERC: Marta Vilalta, Gabriel Rufián y Josep Maria Jové. Frente a ellos, los del PSOE: José Luis Ábalos, Adriana Lastra y Salvador Illa. / periodico

Olga Ruiz

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La polarización de la política tiene unos efectos tan efectistas como poco efectivos. Hemos acabado creyendo que para resolver los retos y problemas de un país es suficiente con que los que piensan igual se pongan de acuerdo. Si así fuera, no podríamos hablar de política sino más bien de una especie de club social complaciente que nos conduciría a la deriva. El ejemplo más claro de negacionismo político lo tenemos en Catalunya, con un Govern obsesionado con contentar solo al votante independentista y autopalmeándose en la espalda cada vez que toma una decisión por irrelevante que sea.

Para que la política sea definitivamente madura, el futuro Gobierno necesita forzosamente un antagonista al que no tenga más remedio que escuchar.

En esta etapa de desinfantilización política tenemos que empezar a aceptar la contradicción como una aliada necesaria y no como una inoportuna enemiga. Ejemplos recientes han mostrado que las posturas enrocadas de algunos líderes políticos han precipitado al abismo sus prometedoras trayectorias.

Es absurdo que nuestros votos indiquen que preferimos varios partidos poniéndose de acuerdo para gobernar el país y a la vez nos indignemos porque esos partidos intenten ponerse de acuerdo. Pura contradicción.

Esta semana PSOE y ERC se reunirán por tercera vez para intentar llegar a un acuerdo que permita la gobernabilidad del país y evite unas terceras elecciones de resultados imprevisibles. En campaña aseguraron que no pactarían, que no cederían, que no dialogarían. Ahora deben someterse a sus propias contradicciones para hacer lo que dijeron que no iban a hacer, su contradicción es la solución del presente para la cabezonería del pasado.

Blaise Pascal, importante matemático francés, afirmó que “ni la contradicción es inicio de falsedad, ni la falta de contradicción es indicio de verdad”.

Celebremos la contradicción política como un punto de partida, una voluntad de empezar a desenmarañar algunos de los problemas más enquistados de los últimos años. Aceptemos la contradicción política asumiendo nuestras propias contradicciones.