opinión

La Catalunya de los prodigios

La fundación FemCat pretende hacer de Catalunya "el mejor país del mundo" desde iniciativas filantrópicas

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Eduardo López Alonso

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La Catalunya de los prodigios debe llegar algún día de la mano de los catalanes. De nosotros depende la mejora del día a día y conseguir minimizar el oxímoron en el que se basan buena parte de los ideales actuales, la libertad y la igualdad. Como asegura Yuval Noah Harari en 'Sapiens' ambos conceptos son constitutivos de una disonancia cognitiva, una contradicción cultural que permite avanzar a los pueblos fruto del engaño colectivo. La igualdad solo puede asegurarse si se recortan las libertades de los más ricos asegura Harari, y en esa lucha intestina tintada de éticas hay que ser hábil para conseguir el equilibrio. La fundación FemCat es una organización que ha sabido bregar en el mar de incertidumbres con habilidad en su objetivo de mejorar lo presente. Explicaba su presidenta, Elena Massot, durante un reciente viaje de empresarios a Estonia que el objetivo fundacional de la organización "es hacer de Catalunya el mejor país del mundo". La visita a Estonia pretendía comprobar como un pequeño Estado (1,3 millones de habitantes) puede ser referencia tecnológica del mundo. Pese a que el objetivo de FemCat tiende a parecer proclama indepe, lo cierto es que es lícito y loable, y los integrantes de la fundación responden a diversos perfiles políticos y sensibilidades variadas. Buscar soluciones que mejoren la economía catalana y trasladarlas al gobierno de turno es actividad filantrópica encomiable de una fundación privada en momentos como los actuales de vacío intelectual en el poder. Importa poco o nada que los empresarios quieran monarquía, república, independencia o un Estado federal cuando el objetivo es la mejora del entorno social. Todos debemos entender que el liberalismo natural necesita reconocer la importancia del Estado democrático como modulador de libertades. La crítica es muestra de libertad y el bienestar económico la vía a una mayor igualdad. Que una fundación analice el mundo y busque soluciones merece respeto y elogio. Solo con valiosas personas y buenos líderes, la Catalunya de los prodigios puede hacerse realidad. Una Catalunya mejor requiere consensos, ilusión colectiva y modular contradicciones.