ENCUESTA PREELECTORAL

Cayó el CIS

Pedro Sánchez, este domingo durante un mitin en Alcorcón (Madrid).

Pedro Sánchez, este domingo durante un mitin en Alcorcón (Madrid). / periodico

Javier Aroca

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cayó el CIS; lo digo así porque esto de los sondeos electorales, más si se trata del centro dirigido por José Félix Tezanos, cada vez se parece más a unas expectativas loteras. Reconozco que es uno de los acontecimientos más divertidos de los últimos y frecuentes momentos electorales. Un 'déjà vu'; tanto, que hemos convenido en apellidar el acontecimiento, el CIS de Tezanos.

Y con este, el momento de las críticas. A Tezanos le dará igual lo que digan luego los resultados electorales, aunque no a todos. Aún debe tener Susana Díaz el CIS de Tezanos para Andalucía, previo a las últimas elecciones, en un lugar que no pueda obviar de su mesa de despacho. Las encuestas las carga el diablo, dicen, pero cada encuesta tiene el suyo propio. El de las del PSOE es Tezanos. Me las tomo muy en serio, no se puede por menos tratándose de una disciplina científica, pero me creo todas, también la de Narciso Michavilla, científico pero privado, al frente de GAD3. En esta diversión demoscópica, el citado ha arremetido contra la macroencuesta asegurando que será "la peor de toda su historia".

Las críticas a botepronto invalidan la muestra porque es previa a dos hechos considerados clave: el 'procés' y la exhumación de Franco. Pero eso es fácilmente corregible, basta con aplicarles un coeficiente en función de los avisos diarios de la prensa sobre los estragos electorales para el PSOE de los citados acontecimientos para que el sondeo se aproxime a las medias publicadas de otros sondeos, también científicos, con sus propios diablos. No sería científico, lo sé, pero como decía Pierre Bourdieu, el mayor crítico de los sondeos electorales, se trata de una ciencia sin científico.

Mejora el PSOE, como todo el que se pone en manos de un amigo. También el PP,  coincidiendo con la opinión libre en sus momentos libres del padre del sondeo, deseoso de un fortalecido bipartidismo. El bloque de izquierdas crece. Se hunde más Ciudadanos, resisten UP y Vox y las periferias no reflejan la tensión constante vivida en la corte madrileña por sus temores seculares.

Con todo, nada de lo que dice el sondeo carece de sentido común, científico o no. No me atrevería a afirmar que los resultados vayan a diferir mucho, corregidos los afectos, deseos fervientes y aversiones.

Lo claro es que no va a variar tampoco el teatro poselectoral. A pesar de que el encuentro González-Rajoy, en animada charla, pareciera el oráculo, no habrá gran coalición, no creo que Pablo Casado pignore unos buenos resultados. El voluntarismo de Albert Rivera, ahora perdedor y despechado, no retiene valor. Entonces, descartado un nuevo encuentro electoral, queda aficionarse a la melatonina y ponerse un dodotis por eso de dormir con niños.

Lo peor es que esto es todo un mal síntoma, funciona ya como si de un EGM se tratase. Para eso quedan los electores, una cifra que anima el cotarro y abre puertas mediáticas. La lógica de la nueva política no consiste en relacionarse con los electores sino con los  oponentes. Hay más combate que debate, se mira más al oponente que al votante, de momento solo un dato en el CIS.