Cerezo y García, no molesten

Enrique Cerezo inaugura un monumento en el Wanda Metropolitano.

Enrique Cerezo inaugura un monumento en el Wanda Metropolitano. / periodico

Sònia Gelmà

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El presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, atendió hace unos días a Mónica Marchante en los instantes previos al partido de su equipo ante el Bayer Leverkusen. Nuestra compañera periodista le preguntó por el precio final del fichaje de Griezmann. Cerezo inició su respuesta diciendo que "ya tuve un problema por hablar de dinero con una mujer", en lo que —interpreto— pretendía ser un chascarrillo de cuando ya hace unos meses se equivocó, en decir que de dinero no hablaba, “y menos con una mujer”.

Cerezo pareció esa noche un dirigente sacado directamente de los años 80 y 90. Esos en que Gil y Caneda —presidentes de Atlético y Compostela— se peleaban frente a las cámaras, o Mendoza botaba en un aeropuerto con aficionados. Y conste que Cerezo conserva alguna de las virtudes de aquellos años, como por ejemplo su cercanía con los medios de comunicación. Quizá también eso le acabe llevando a cometer ese tipo de deslices. Pero que el comentario de Cerezo chirriara de manera escandalosa es en realidad una excelente señal. Ese anacronismo significa que hemos avanzado.

Algo parecido me ha pasado cuando he escuchado la valoración que el periodista jubilado Jose María García hace de las futbolistas y de las deportistas en general. Afortunadamente, el personaje se quedó atrás hace ya tiempo. Le agradecemos que nos informe de que hay una diferencia física entre el deportista masculino y femenino. A partir de ahí, su razonamiento se desacredita solo, no merece más comentario. Le dejaremos que continúe en su mundo, que por suerte ya no es el nuestro. Y, tal como dice el entrenador del Barça, Lluís Cortés, José María García y a los que aún creen que vivimos en épocas pretéritas, solo hay que pedirles que no molesten. Que no aporten, ya contamos con ello, pero que tampoco molesten.

Esperando a los futbolistas

Quienes sí debieran aportar son ellos, los futbolistas. Aún no hemos visto ningún posicionamiento público significativo de los grandes cracks de Primera en favor de sus compañeras de gremio, pero seguro que llegarán. Ellos ya lucharon por su convenio colectivo y lo consiguieron. Ahora, desde su posición, con años de ventaja respecto a ellas, quizás les tocaría arrimar el hombro. Porque por algo la AFE engloba a ambos sexos: comparten profesión.  

No se trata de igualar las condiciones, todos entendemos que la industria de unos y otros se encuentran en momentos diferentes. Ellas piden simplemente poder vivir de su profesión, o al menos, sobrevivir. A la espera de algún gesto contundente, aseguran que están recibiendo muestras de solidaridad. Pero el apoyo de los futbolistas de Primera, de momento, es silencioso. La huelga está convocada para mediados de noviembre. ¿Cuánto creen ustedes que tardarían en ponerse de acuerdo las partes si los futbolistas amenazaran también con plantarse?