LA CLAVE

En la pecera de BTV

La violencia atrapa. La coreografía de la batalla urbana es adrenalítica incluso por el horror, o la indignación, que genera

Policías antidisturbios, durante los incidentes registrados en Barcelona, el viernes

Policías antidisturbios, durante los incidentes registrados en Barcelona, el viernes / periodico

JOAN CAÑETE BAYLE

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Cuando profesores y alumnos regresen a las aulas, en las facultades de comunicación habrá que estudiar con detenimiento la magnífica cobertura de BTV de los disturbios en Barcelona desde la sentencia del Tribunal Supremo a los líderes del ‘procés’. Horas y horas de transmisión en directo, la pantalla dividida en tres, periodistas a pie de calle y en los estudios contextualizando con asepsia periodística las imágenes, cámaras subjetivas buscando la noticia entre manifestantes y policías y escenas emitidas tal cual, con el sonido ambiente y a menudo sin intervención periodística describiendo lo que sucede ni tertulianos llenando el éter con sus opiniones. Una lección de periodismo.

La cobertura genera una extraña fascinación, cuasi hipnótica, resulta difícil dejar de mirar incluso cuando no pasa nada.  En un efecto pecera, vemos en primera línea cómo se congregan los manifestantes y cómo sube la tensión, detectamos a los radicales, vemos la tensión de los antidisturbios. «Se va a liar», piensa la audiencia. Y, en efecto, se lía. Observamos las lluvias de objetos, cómo se rompe el cordón policial, la llegada de refuerzos, la chispa que desencadena la carga policial, la batalla campal, el fuego, el ruido, la furia y la destrucción. La revolución se instala en el salón de casa, donde se puede tuitear a salvo de los gases lacrimógenos y del humo de los contenedores ardiendo.

Espectáculo

Empieza a hablarse ya de que las televisiones convierten los disturbios en espectáculo con las retransmisiones en directo.  Hay de todo, pero BTV no juega al espectáculo, y es sin duda la triunfadora periodística de estos días, fiel a su condición de tele reportera, a pie de calle. Pero aunque no lo pretenda, su pecera sí tiene un efecto de espectacularización de los disturbios. La violencia atrapa. La coreografía de la batalla urbana es adrenalítica incluso por el horror, o la indignación, que genera. El problema no es de BTV por haber creado la pecera donde vemos la violencia. Los periodistas hacen su trabajo, y en este caso muy bien, sin morbo ni sobreactuación. Es problema es de la audiencia que es incapaz de apartar la vista de la pantalla. Cabría preguntarse por qué antes de culpar al periodismo.