Dos miradas
Una carta, seis años
En una escuela de Olot, cuando los alumnos terminan su trayecto escolar, escriben una carta al futuro dirigida a ellos mismos
Josep Maria Fonalleras
Escritor
Josep Maria Fonalleras
El Petit Plançó es una escuela de Olot que estos días cumple 50 años. Nació como una alternativa laica y catalanista a la educación oficial y continúa, medio siglo después, con sus señas de identidad como un proyecto cooperativo. Hace mucho tiempo, tuvieron una idea que me fascina. Cuando los alumnos terminan su trayecto escolar, escriben una carta al futuro. De hecho, se puede decir que "se escriben" una carta. El emisor son ellos mismos, claro, pero el receptor también. Quien recibirá la correspondencia, al cabo de seis años, será el mismo niño que la había escrito seis años antes. Un niño que ya no será el mismo, que habrá vivido instantes fundamentales de su vida y que se reencontrará con ese yo ignoto que escribía desde el pasado, hacia el futuro.
El diccionario dice que una carta es "una comunicación escrita dirigida a una persona ausente". Aquella persona no estaba, hace seis años, y el niño de entonces ahora ya no existe. Pero hablan. Se reencuentran. Se sorprenden y emocionan. Lo que me fascina es que la escuela guarde las cartas durante seis años y, un día, las termine enviando. Nos habla de continuidad, de pervivencia. De cultura. De civilización.
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