ANÁLISIS

Vivimos tiempos fascinantes

Messi dispara la falta que se convirtió en su primer gol de la temporada.

Messi dispara la falta que se convirtió en su primer gol de la temporada. / periodico

Jordi Puntí

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Nos guste o no, los aficionados del Barça vivimos tiempos fascinantes. Frente a nuestros ojos se desarrolla, partido a partido, algo que debería haber ocurrido antes, en el territorio privado de los entrenamientos: la transformación de un equipo. Es como ver en directo una operación a corazón abierto. Mientras no llegue el documental 'Matchday', que nos permitirá fisgonear la vida cotidiana de nuestro equipo, las novedades ocurren en tiempo real, sin cortes de montaje.

La ausencia de una pretemporada completa, más la plaga de lesiones, más la llegada de fichajes importantes, ha ralentizado el trabajo de Valverde con el equipo. En pleno mes de octubre vemos que a menudo tiene que utilizar los partidos como una pizarra para poner en práctica sus ideas, ajustar piezas y probar distintas combinaciones. Además no es raro que una solución provoque nuevas dudas, y así, por ejemplo, hemos visto que la propuesta contundente de la primera jornada, con Sergi Roberto y Aleñá llevando la batuta, se desinfló tras la derrota. O que De Jong ha probado ya en tres posiciones distintas del centro del campo. La situación es más trepidante -o, si se prefiere, angustiosa- porque además están los resultados, que lo complican todo. Ya lo dijo el propio Valverde en la rueda de prensa del sábado: "Tocas fondo un lunes y el miércoles estás en el cielo, y al revés". Parecían las palabras de un ludópata en de Las Vegas.

Este domingo, el Barça ganó su tercer partido seguido y, de alguna forma, empezó a instalarse en el cielo. Pese a la victoria sufrida ante el Inter, en Champions, la pobre primera parte había dejado dos jugadores en entredicho: Griezmann Busquets. Frente al Sevilla, Valverde los dejó fuera del equipo titular y vimos el Barça resolutivo al de la temporada pasada, pero con otros argumentos en el centro del campo. La misma capacidad para sufrir defensivamente, y una buena reacción de los delanteros. Luego Busquets salió en la segunda parte, al igual que Rakitic, y ambos dejaron detalles de recuperación.

El gol de Messi

En estos tiempos fascinantes, Messi es un caso aparte. Le vemos afinarse, ganar rapidez y precisión, minuto a minuto. Filmado a cámara superlenta, veríamos como se activan sus músculos, como crece su elasticidad, como se despierta su instinto. Contra el Inter el argentino estaba todavía en un estado anterior, como si el cuerpo se despertara, y era enternecedor ver que a ratos su socio Suárez tiraba de él en las jugadas, como un serpa en la escalada final. Ante el Sevilla, en cambio, Messi fue aumentando su presencia y, con ella, el peligro. Incluso se produjo ese momento tan típico, cuando la victoria ya está clara y  miles de aficionados comentan: "Ahora falta el gol de Messi". Y siempre llega.

Contra la alegría creciente de este Barça en ciernes, un apunte final para comentar la actuación de Mateu Lahoz. Su particular arbitraje de autor, siempre discutible, ha entrado en una fase de decadencia y suele ser parcial, engañoso y sobreactuado. Con este afán de protagonismo trasnochado, más le valdría apuntarse a 'Gran hermano VIP'.

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