Análisis

El hundimiento de Thomas Cook. Y del Reino Unido

La debacle es un ejemplo de dónde nos ha llevado de la globalización y la revolución tecnológica

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Jordi Alberich

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La quiebra de Thomas Cook ha sacudido los mercados turísticos y ha representado un nuevo golpe para el prestigio de Gran Bretaña. Las personas afectadas ascienden a 600.000, y son varias decenas de miles las que, ya de vacaciones, han debido ser repatriadas. Un hundimiento que nos afecta directamente, pues se cifran en 53.000 los turistas que se orientaban al mercado español.

Ante tal descalabro se han despertado las alarmas, se ha intensificado el debate acerca de las transformaciones en la industria del turismo y, también, nos preguntamos si un final tan calamitoso se hubiera podido evitar en un contexto político no contaminado por el 'brexit'. 

Lo sucedido me lleva a diversas consideraciones. En primer lugar, la quiebra debe entenderse como uno de los episodios indeseados pero recurrentes del capitalismo. En este caso parece que a transformaciones globales que afectan al sector, especialmente la digitalización, se ha unido una deficiente gestión de sus directivos.

Una compañía como Thomas Cook no ha podido resistir la competencia de plataformas digitales que llevan a los turistas a auto diseñarse sus estancias en el extranjero. Una dinámica que irá a más y a la que la empresa, pese a su dimensión y fondo de comercio, no ha sabido responder, perseverando en unos servicios cuya demanda iba a la baja, especialmente entre las generaciones más jóvenes.

El hundimiento es, también, ejemplo del momento al que nos ha llevado la globalización revolución tecnológica. Un período de tránsito entre un modelo que ha caducado y otro que, hijo de la digitalización, va imponiéndose pero que, muy a menudo, presenta graves carencias en su regulación.

El objetivo no puede ser otro que aprovechar todas las enormes ventajas del mundo digital en el marco de una regulación eficiente por parte de los poderes públicos.

A su vez, el golpe que representa para España nos alcanza en un momento en que se ha iniciado un intenso debate acerca de nuestro modelo turístico. Aún bajo los parámetros del tradicional turismo masivo de playa y turoperador, es necesario apostar por aquel denominado de calidad y orientando, a su vez, toda la actividad de promoción a través de ese nuevo y complejo entramado digital.

Gran Bretaña profundamente desorientada

Finalmente, parece como si la mala suerte se cebara en una Gran Bretaña profundamente desorientada. O podría ser que fueran las propias autoridades británicas las que, centradas exclusivamente en el Brexit, hubiesen olvidado que hay vida más allá de los debates de Westminster.

La incapacidad por adelantarse al calamitoso final de Thomas Cook es uno de los muchos ejemplos de un país que se va desmoronando. Sin ir más lejos, la ONU calcula que en el Reino Unido, 14 millones de personas viven en la pobreza, mientras que las autoridades británicas asumen que cerca de 4 millones de niños se encuentran en situación de pobreza absoluta. Y las cifras van en aumento. Es lo que ocurre cuando se apuesta por la épica y se abandona el aburrido gobierno de las cosas.  Que se sigan divirtiendo.

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