'Acervus, -i'

Hay un palabra que me tiene cautivado. La ha usado Elías Bendodo, el consejero de la Junta de Andalucía, a la hora de presentar las subvenciones para que los andaluces residentes "en determinados territorios de acogida" no pierdan sus raíces. No habla de Catalunya, pero se le entiende todo cuando se refiere a las "zonas con problemas de inmersión lingüística", allí donde "el Gobierno que sea" pretende imponer este tipo de macabra destrucción cultural. La subvención a los andaluces que, por lo que dice la Junta, no parece que sean catalanes (¡que lo son!), irá a cargo de la oficina de Acción Exterior, dirigida por Enric Millo, la oficina de Acción Exterior, dirigida por Enric Millo,un despropósito descomunal. O dos, para ser exactos.

La palabra es 'acervo'. Viene del latín 'acervus', que se podría traducir como 'cúmulo' o 'pila'. Es antigua y en desuso, vacía y rococó, que solo se utiliza para no decir nada, un totum revolutum que evoca sonoramente antiguas identidades. La definición del diccionario VOX nos habla de acumulación, confusión y hacinamiento. Tras esta vaguedad ahora reconvertida en magnánima subvención, tras el sofisma capcioso que la sostiene, se esconde una maniobra artera, diseñada e impuesta por la derecha más oscura.