Dos miradas

Matrícula gratuita

La solución no es la gratuidad de la universidad, sino unas reales, honestas y efectivas becas equitativas o unos préstamos al modo del Reino Unido

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Josep Maria Fonalleras

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Con una financiación raquítica que provoca, entre otras miserias, la emergencia de toda una generación de profesorado precario, la universidad se financia en un elevado porcentaje gracias a los ingresos de la matrícula. Ahora se está debatiendo en diversos foros la posibilidad de ofrecer la gratuidad de los estudios universitarios, una medida que muchos piensan que es una acción progresista, como defiende el programa electoral del PSOE, por ejemplo.

Más allá de saber a ciencia cierta si el dinero que costaría (se calculan unos 500 millones de euros) acabaría revirtiendo en la universidad para que no quedara aún más infradotada, el problema esencial es que una medida de este tipo, universal, acabaría beneficiando no a los estudiantes que no pueden pagar sino a todos aquellos que sí lo pueden hacer (sus familias) y que así ahorrarían a cuenta del estado. Las matrículas que se pagan hoy en día son indecentes (y más en Catalunya, tres veces más cara que en Galicia, por no hablar de Andalucía), con una política prohibitiva de precios impulsada por los gobiernos convergentes, pero la solución no es la gratuidad, sino unas reales, honestas y efectivas becas equitativas o unos préstamos al modo del Reino Unido.