A pie de calle

Jóvenes migrados, una oportunidad de país

El volumen de noticias sobre las problemáticas asociadas a los menas convierte en anecdóticas las historias de éxito e integración, que de hecho son la mayoría

Miembros de la asociación 'Exmenas'

Miembros de la asociación 'Exmenas' / periodico

Loli Rodríguez

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Hace siete meses que se presentó la estrategia del Gobierno catalán para la acogida de la infancia y la juventud que emigra sola y la preocupación no se ha reducido. La información sobre el fenómeno no refleja la realidad: el volumen de noticias sobre las problemáticas asociadas convierte en anecdóticas las historias de éxito e integración, que de hecho son la mayoría. La población debe saber más sobre quiénes son, qué quieren, qué necesitan, qué les ofrecemos y si estamos haciendo una buena acogida.

El plan de choque para atender a los chicos que permanecen en la calle en Barcelona incluye la creación de un centro de atención inmediata para evitar las esperas en comisaría atención inmediata y líneas de acción en Marruecos para trabajar en origen. Los profesionales de los centros de primera acogida reclaman mejoras laborales y son críticos con los recursos disponibles; querrían equipamientos más pequeños y herramientas en el territorio para hacer efectiva la inclusión y el acompañamiento. Los colegios profesionales se implican, se montan dispositivos de salud especiales y se trabaja con los municipios donde hay centros ubicados para diseñar una respuesta inclusiva adecuada. 

Entonces, ¿por qué no termina de funcionar? ¿Por qué se levantan tantas ampollas? Las entidades sociales reivindicamos como punto de partida dos pilares: el cumplimiento de la Ley 14/2010 de los derechos y oportunidades en la infancia y la adolescencia, y un sistema de protección que no distinga por cuestiones de origen y que proporcione itinerarios transversales para la emancipación una vez cumplidos los 18 años. Y para conseguir la plena inclusión, un enfoque comunitario que dote al entorno de los recursos necesarios para acoger e integrar a los jóvenes, ya que solo así lograremos que puedan ser sujetos de derechos y obligaciones en una sociedad diversa y cohesionada.

Techo, formación, trabajo

Partiendo de esos objetivos constatamos que, si bien se dan algunos pasos, los andamios de la construcción no están bien fundamentados. Las debilidades se hacen evidentes en dos de las líneas estratégicas del plan de Gobierno: el reto de conseguir derechos de ciudadanía y la mejora del sistema de atención social. Hay que poner el acento en reforzar esas dos líneas esenciales, así como en la revisión del modelo de centros de primera acogida: ubicación, número de plazas y ratios y perfiles profesionales. Hace falta una financiación adecuada y suficiente que asegure la estabilidad y la sostenibilidad de las entidades y del sistema.

La dimensión comunitaria requiere la implicación de las instituciones locales y de los diferentes departamentos de la Generalitatimplicación  para planificar y desplegar la respuesta de forma conjunta. También en coordinación con el Estado, pues sin documentación es imposible la ciudadanía. Prevenir las situaciones de sinhogarismo y vida en la calle pasa por ofrecer las herramientas básicas y oportunidades para salir adelante: techo, formación, trabajo.

Lo que no podemos hacer en ningún caso es estigmatizarlos, y en eso debemos ser claros y contundentes. Los jóvenes migrados son una oportunidad de país y debemos escucharlos y atenderlos con responsabilidad.

*Portavoz de ECAS en la Alianza por la mejora del sistema de protección de la infancia, la adolescencia y la juventud en situación de vulnerabilidad

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