Pequeño observatorio

El aire da lecciones a un 'bufat'

Plátanos en la Rambla.

Plátanos en la Rambla. / JULIO CARBÓ

Josep Maria Espinàs

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El crecimiento de Barcelona supuso la aparición de importantes iniciativas. Pero dejo a un lado las arquitectónicas. Quiero hablar de la importancia que supuso la aparición de los árboles en el corazón del Eixample.

Un neurobiólogo vegetal ahora ha dicho que tenemos que cubrir nuestras ciudades de vegetación, y que las plantas son capaces de memorizar y de aprender. También ha dicho que su presencia mejora la salud.

Hay, desde siempre, pueblos que tienen un árbol en la plaza, además de ser un punto de referencia -"lo que buscas lo encontrarás en la plaza". En Barcelona, toda la base de la cuadrícula urbana del Exiample está marcada por árboles.

Un poeta escribió: 'Jo visc feliç al costat del meu arbre'. En la calle, debajo de casa, tengo un árbol, un plátano, y lo miro muy a menudo. El ruido de la calle, los coches que no dejan de pasar, las sirenas ruidosas... no puede inmutarse cuando pasa un vehículo ruidosamente agresivo. Me gustaría vivir muy cerca de mi árbol, que siempre está callado, y me gusta ver el pequeño movimiento de sus hojas cuando corre un poco de aire.

Es un árbol que ha ido creciendo muy despacio, y que ya estaba aquí cuando me instalé en este piso donde vivo desde hace tantos años. Tengo la impresión de que no ha crecido, ni piensar hacerlo: me parece muy bien, que a lo largo de una vida se pueda conservar una compañía.

Y de golpe, desaparece el poco de aire que pasaba por la calle y las hojas de mi árbol se quedan inmóviles. Y pienso que yo también debería detenerme. Pero quizá lo que me está diciendo el aire inmóvil es 'deja de escribir un rato, o dejo de soplar'.

Qué maravilla que el aire sea amigo amigo. Y además, inteligente. Y me dice, no soplaré mucho si me prometes que tú no acabas siendo un 'bufat'