Aniversario de una protesta histórica

50 años de Stonewall

La marea conservadora pone en riesgo los avances conseguidos por el movimiento LGTBI en las últimas décadas

Una pareja de lesbianas durante un desfile del orgullo gay.

Una pareja de lesbianas durante un desfile del orgullo gay. / ell

Jordi Petit / Gloria Careaga

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La historia de nuestros cuerpos y emociones volvió a ser reescrita a partir del siglo IV, cuando las religiones judeocristianas se expandieron y luego fueron exportadas por el colonialismo. Aún siguen predicando el sexismo, machismo y heterosexismo. Impusieron la persecución de toda disidencia. Ya en los años 50 los informes de Kinsey, y más estudios, revelaron la diversidad sexo-afectiva y de género en la especie humana. El 28 de junio de 1969, ante el acoso policial, se rebela la clientela del bar Stonewall Inn de Nueva York. Nace una revuelta que asentó la palabra 'gay', que se opone a las antiguas condenas como pecado, delito y enfermedad. Se acabó adaptarse discretamente a la sociedad. La meta para lesbianas, gays, bisexuales y transexuales fue y continúa siendo transformar la sociedad y el primer recurso es la necesaria visibilidad. En este 50 aniversario las cosas han cambiado mucho.

La Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (ILGA) nació en agosto de 1978 en Coventry (Reino Unido), años después de que la ciencia dejara de considerar enfermedad la homosexualidad. Tras siglos de brutal intolerancia, se abrió un horizonte de igualdad, pero esa LGTBIfobia aún permanece en las sociedades. ILGA, coordinando al unísono sus muy numerosas entidades federadas (hoy 1.200) consiguió la primera declaración internacional antidiscriminatoria (Consejo de Europa,1981). A inicios de los 90 consiguió también el apoyo de Amnistía Internacional y la gran victoria ante la OMS, que en 1990, borró la homosexualidad de la lista de enfermedades.

El VIH

La calamidad del VIH/sida transformó radicalmente al movimiento LGBTI, que pasó a ser integrado por voluntariado y a dispensar servicios. Margaret Thatcher, Ronald Reagan y el pontífice Wojtyla hablaron del sida como “castigo divino”. Fue una cruzada reaccionaria. El 2000 marca el inicio del World Pride, precisamente en Roma. El nuevo siglo arancó con grandes expectativas, la posibilidad de impactar los marcos legales había marcado el rumbo del trabajo que la organización habría de impulsar. ILGA desarrolló, con su informe anual, un registro puntual de los avances y desafíos que se  habrían de enfrentar, no solo para insertarnos en los marcos legales sino también para lograr la despenalización de la condición homosexual y el reconocimiento de la identidad de género en el mundo.

Los mapas de ILGA muestran gráficamente el drama en la vida de las personas LGBTI en el Oriente Próximo y en la mayor parte de África. Aun así, es evidente que vamos avanzando y que en regiones y países inesperados se van dando cambio sustantivos -la despenalización en Botswana, el matrimonio igualitario en Taiwán-, que alimentan la esperanza de quienes aún lo tienen en su agenda.

Los cambios más importantes se han dado en la Américas, donde la mayoría de los países, a excepción de las islas de habla inglesa, han logrado impactar no solo los marcos legales, sino también insertarse en las politicas públicas y acciones de gobierno, con un vigoroso  y activo movimiento LGBTI en cada país. Podríamos decir que en la mayoría de estos países el ser LGBTI ya no es más símbolo de vergüenza y su presencia aumenta en el panorama social, casi en todos los espacios.

Esto no quiere decir que los derechos han sido conquistados. Si bien en lo formal tenemos avances claros, la subjetividad pareciera representar el mayor desafío. Los gobiernos poco han hecho para impulsar cambios culturales profundos que lleven a cuestionar los comportamientos y sentimientos de LGTBIfobia. Han dejado en manos de las mismas personas LGBTI el desafío de envalentonarse y dar la cara, lo que les coloca en una condición de vulnerabilidad.

Pero eso no es todo. El avance de las fuerzas conservadoras que ha inundado prácticamente todos los continentes. Hoy día ponen en riesgo los logros alcanzados. Incluso podríamos decir que la complicidad de varios de los gobiernos con estas fuerzas han dado rienda suelta a acciones criminales que han elevado las cifras de agresiones y costado cada vez más vidas LGTBI alrededor del mundo.

Hoy más que nunca habremos de estar alerta, vigilar las confluencias de autoridades y clérigos, forjar alianzas con otros movimientos sociales y fortalecer nuestra actuación y también nuestros recursos y estrategias para hacer frente a este conservadurismo contra todos los Derechos Humanos. Mientras tanto,  ¡celebremos quienes somos!

*Jordi Petit, Barcelona. Secretario General de ILGA (1995-1999) / Gloria Careaga, Ciudad de México. Secretaria General de ILGA (2008-2014)