El tablero político catalán
La mayoría secesionista languidece
El Govern sufre una seria derrota con el rechazo del Parlament al decreto de alquileres
Joan Tapia
Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.
Joan Tapia
Faltan casi tres años para que acabe la legislatura y cada día hay más señales de que la mayoría independentista que salió de las urnas en diciembre del 2017 ya no es mayoría y además está agonizante. Los diputados de las CUP (variables cual pluma al viento) pasaron a la oposición, con lo que la suma de JxCat y ERC se quedó en 66 escaños, dos menos que la mayoría absoluta. Pero además los 66 parecen más una jaula de grillos que una mayoría medianamente seria.
El martes, JxCat votó en la Mesa del Parlament a favor de aceptar una ILP (Iniciativa Legislativa Popular) que pretendía repetir la DUI de diciembre del 2017 que acabó como el rosario de la aurora. El Consell de Garanties Estatutàries (CGE) dictaminó que la iniciativa no era ajustada de derecho, pero el vicepresidente del Parlament, Josep Costa, de JxCat y muy próximo a Puigdemont, insistió en el habitual ninguneo al CGE. Puesta a votación, la posición de JxCat fue derrotada por los votos de Cs y del PSC y la abstención de ERC.
El presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), ya había advertido que la iniciativa no era de recibo y el portavoz parlamentario de ERC, Sergi Sabrià, afirmó que el independentismo no podía vivir de «gestos hacia la galería» que no llevan a ninguna parte. Bueno, llevan a encrespar más el ambiente lo que solo beneficia a los que creen aquello de que 'a río revuelto, ganancia de pescadores', olvidando que el río somos todos. Incluidos los presos cuya comprometida situación se debe gestionar con la máxima inteligencia.
La posición de Sabrià es coherente con la evolución de ERC, no siempre rectilínea, hacia el realismo. Cuesta mas de entender que personas próximas a Artur Mas –o a David Bonvehí– sigan prisioneras en JxCat de una actitud maximalista que les sitúa cerca de las CUP. JxCat se ha convertido en una especie de caja de las sorpresas en la que, a la hora de la verdad, solo manda Waterloo. Nada que ver con la primigenia CDC que Bonvehí los días pares dice que añora. Lo que realmente pasa es que JxCat tiene el objetivo de erosionar continuamente a ERC. ¿Puede sobrevivir así una mayoría que ya no tiene mayoría?
En la Generalitat las cosas van algo mejor porque el vicepresidente Pere Aragonès, al contrario que Josep Costa, quiere gobernar y se aplica el cilicio de la disciplina ante las astracanadas de Torra. Pero el Govern tampoco funciona. La ‘consellera’ de Justícia, Ester Capella (ERC), y el de Territori, Damià Calvet (JxCat), han llegado a un acuerdo (o algo similar) para un decreto que limita el alza de los alquileres. Algo complicado, pero que responde a una clara demanda social. Lo que pasa es que inmersos en su complicado pacto interno no han sabido negociar con los otros grupos y este miércoles en el Parlament el decreto fue tumbado por 69 votos (toda la oposición, incluida las CUP) contra 64. Es una grave derrota de un Govern dividido y que no sabe pactar para poder gobernar un poquito. La mayoría secesionista languidece. Catalunya acusa cada día más las consecuencias. ¿Hasta cuándo?
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