La hoguera

Amputad las caricaturas

Al curarse en salud amputando las caricaturas, que son el órgano que tiene la prensa para relativizar, 'The New York Times' ahonda en el retroceso democrático de los Estados Unidos. Y tras ellos vamos nosotros

Fachada del edificio que alberga la redacción de 'The New York Times.

Fachada del edificio que alberga la redacción de 'The New York Times. / periodico

Juan Soto Ivars

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'The New York Times' no publicará más caricaturas en su edición internacional después de la polémica que los fieles de Netanyahu han provocado con protestas de las embajadas, 'brasa on line' y la etiqueta radiactiva de antisemitismo. Poco hay que decir sobre el contenido del escándalo: el diario mostraba a Netanyahu con cuerpo de perro salchicha, collar con la bandera israelí y una correa en manos de un Donald Trump ciego y con kipá.

La confusión entre un líder y su pueblo es tan pueril e interesada en Israel como aquí, cuando Torra y sus esbirros acusan de catalanofobia a cualquiera que se burle de sus soflamas y sus mentiras. Los presidentes aprenden a escudarse de las críticas y las caricaturas confundiéndose con su pueblo en el primer curso de la carrera de manipulación. El pueblo judío no tiene nada que ver con esto: su tradición ha abrazado la libertad de expresión en los regímenes más autoritarios y sigue haciéndolo ahora. Pero la fuerza de Netanyahu ha doblegado a 'The New York Times'.

La desaparición de las caricaturas responde a otros dos motivos: la debilidad de la sátira en un mundo globalizado (la casa del ahorcado abarca todo el globo) y el contexto de corrección política de los Estados Unidos que, lejos de aliviarse, se ha recrudecido tras la victoria de Trump. Con un presidente extremado y ofensivo en la Casa Blanca, el mundo cultural progresista se ve arrastrado a un terreno antiséptico donde cualquier atrevimiento intelectual activa el sistema inmune de la ofensa.

Desde el 2016 hemos visto en todo el mundo cómo la izquierda ha ido confundiendo paulatinamente la osadía intelectual (ahí va la sátira) con lo ofensivo y lo dañino, y cómo se hacen esfuerzos idiotas por distinguirse de la ofensiva ultraderecha. La decisión de una autoridad como 'The New York Times' resulta por ello doblemente desalentadora. Al curarse en salud amputando las caricaturas, que son el órgano que tiene la prensa para relativizar, ahondan en el retroceso democrático de los Estados Unidos. Y tras ellos vamos nosotros.