Cotarelo y Talegón

Brigadas interautonómicas

Ramón Cotarelo y Bea Talegón fueron recibidos con alfombra amarilla y 'estelades'

Ramón Cotarelo.

Ramón Cotarelo. / periodico

Joan Ollé

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Hubo un tiempo en que visitaron nuestro país un puñado de personas provenientes de otras latitudes y habladores de otras lenguas que optaron por hacer suya la causa catalano-española hasta enfangarse tanto en ella que obtuvieron silla fija en los cenáculos. Fueron nuestros primeros embajadores: Orwell, Genet, Hammet, Hemingway... brigadistas culturales que tomaron nota de lo que por aquí sucedía para que el mundo se enterase.

También, décadas más tarde, contó Catalunya con la solidaridad de algunas personalidades españolas, preferentemente intelectuales, escritores y gente de la farándula asentados en Madrid que estaban a favor de un reconocimiento específico del asunto catalán, apoyo que fue menguando a medida que veían  como su 'catalanismo' influía negativamente en las ventas de sus productos en España. Hasta que un día, muy seriamente,  nos preguntaron, mirándonos a los ojos: «Pero, ¿os habeis vuelto locos, o qué?

Fue en este mismo tiempo  en el que, hablando con nuestros amigos de toda la vida, a quienes suponíamos en perfecta sintonía con nosotros, nos hicieron saber que les iba la vida en lo de la independencia y no podían entender por qué nosotros no estábamos con ellos. Y viceversa. Entonces aún rondaban por aquí algunos resquicios de 'fair-play', y, a base de buen humor, logramos conciliar temporalmente nuestras diferencias.

Hasta que unos y otros -excepto las excepciones (sic)- decidieron que era una malversación de tiempo y un riesgo para la presunta amistad fundamentar sus  encuentros en el monotema del huevo y la gallina. («Puedes llevar a un caballo hasta el agua, pero no obligarlo a beber», pronosticaron los sioux.)

En estos últimos años han vuelto a desembarcar en nuestras aguas jurisdiccionales algunos brigadistas interautonómicos para comprometerse -ya que en España, al parecer, no hay aventura posible- con una de las 'dos Catalunyes', y, obviamente, han sido acogidos con alfombra amarilla y 'estelades' al viento. Dos nombres: Bea Talegón y Ramón Cotarelo, ambos imprescindibles en las más aguerridas páginas, ondas y pantallas subvencionadas por el dinero público catalán

Y, de golpe y porrazo, el politólogo Cotarelo va y suelta «!En Catalunya hay más inquina que en España!» A partir de ahora defenderá su nueva tesis con tanto ardor como defendió la contraria. Jacques Prévert llevaba razón: «No hay que dejar que los intelectuales jueguen con cerillas».