LA CAPITAL CATALANA

Barcelona, una trituradora de alcaldes

Maragall tendrá que seguir trabajando duro para no acabar devorado por la trituradora de alcaldes en que se ha convertido esta ciudad. Barcelona solo ha dado una oportunidad a Hereu, Trias y Colau

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Eva Arderius

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Un Ernest Maragall eufórico y emocionado, consciente que había hecho realidad el sueño histórico de su partido dijo la misma noche electoral que Barcelona quiere ser gobernada. Parecía una obviedad, de esto tratan las elecciones, de escoger el alcalde que tiene que formar gobierno. Pero Maragall fue clarividente con esta sentencia. Gobernar será el gran objetivo. Los barceloneses han dado una vuelta retorcida al hemiciclo barcelonés y pondrán a prueba a los políticos que decidan asumir el reto. Parece como si los ciudadanos se hubieran inspirado en las múltiples series de televisión y hubieran imaginado una trama municipal con todos los elementos para la intriga y el suspense, todo empezó con un recuento de votos de infarto.

Ya lo decía el exalcalde Joan Clos, la ciudad de Barcelona es puñetera. Lo es y cuando sale a votar masivamente, como pasó el domingo, aprovecha para dar mensajes con matices, Barcelona es más de izquierdas. Puede tener un alcalde claramente independentista pero a la vez con un Ayuntamiento más constitucionalista, el número de concejales 'indepes' se ha reducido respecto al 2015. Esta es una de las principales contradicciones que los protagonistas de la nueva serie tendrán que afrontar. Los votantes, los verdaderos autores de la trama, también han decidido que el segundo partido que más sube, el PSC, lo tenga muy difícil para gobernar, en cambio el que pierde más votos, Junts per Catalunya, podría acabar formando gobierno con el ganador, con Esquerra.

En la trama post-26M también hay subtramas, la de Ada Colau, un liderazgo muy tocado que habrá que ver cómo evoluciona. Si se queda y planta cara o se marcha a rehacer el proyecto del 15-M que este domingo quedó muy tocado. Quizá se podría pensar que los barceloneses últimamente ven demasiadas series. Porque también han afinado con el resultado de Manuel Valls. Han pensado que sera un buen secundario para recordar que la humildad también suma en política y con un Josep Bou del PP reducido a la mínima expresión, solo para dar color al consistorio y hacer memoria de que la derecha sigue allí, aunque con una presencia testimonial.

En esta temporada puede pasar de todo, el argumento no está escrito y las mayorías tampoco, ya hay quien trabaja en un giro de guion. Lo único seguro es que los barceloneses han dicho que quieren que sus dirigentes se entiendan. Que aparquen los vetos puestos en campaña. Maragall es quien de momento tiene la ventaja que le da la victoria. No sera fácil. Tendrá que seguir trabajando duro para no acabar devorado por la trituradora de alcaldes en que se ha convertido esta ciudad. Barcelona solo da una oportunidad. Jordi Hereu, Xavier Trias y ahora Ada Colau han estado un único mandato al frente del Ayuntamiento. No hay piedad, Barcelona es una ciudad puñetera y que pasa factura. El gran reto de Ernest Maragall será primero conseguir una alcaldía y después salir indemne de ella. Esquerra tendrá que ganarse a pulso la segunda temporada. Pero para esto todavía quedan muchos capítulos y todos tienen pinta de ser muy interesantes. Preparen palomitas.