Resultados en Catalunya

El conflicto se mantiene, la tensión baja

Las posiciones sobre la independencia siguen fijadas, pero premiando a las opciones que apuestan por el diálogo

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Berta Barbet

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Los resultados electorales dejan dos cosas claras en Catalunya. En primer lugar, que los bloques del conflicto nacional siguen presentes y que los votantes no muestran demasiadas señales de tener intención de empezar a votar con otras lógicas. A falta de datos para ver los trasvases de votos, la sensación es que el independentismo no olvida el conflicto territorial y que sigue votando a los partidos que representan la necesidad de seguir pidiendo la independencia en Madrid. Ni la figura de Asens y la promesa de un referéndum, ni la amenaza de la llegada de los sectores más reaccionarios del españolismo han asustado a unos votantes muy convencidos de qué opciones les representan. Las opciones independentistas suman más del 35% de los votos, superando los porcentajes del 2016 en un contexto de mucha más participación. Un aumento del voto que se traduce en un aumento de hasta cinco escaños. Este dato se complementa, en el otro lado, con los resultados de las formaciones que proponían ahogar el independentismo sin dialogar. Es cierto que el PP se desploma y pierde más de la mitad de sus votantes, pero también lo es que Ciutadans mantiene los cinco escaños del 2016, a pesar del cambio de discurso y que Vox consigue representación también en Catalunya. El conflicto no está resuelto y los votantes de los diferentes bloques así lo hicieron ver en las urnas.

Sin embargo, y aunque de forma bastante ligera, los resultados también muestran cierta tendencia al alza de los partidos que apuestan por el diálogo como solución al conflicto, en lugar del bloqueo o el enfrentamiento directo. ERC y su discurso abiertamente favorable a evitar la entrada de la extrema derecha se imponen claramente a otras opciones independentistas como Junts per Catalunya, formación que había sido mucho más ambigua con la estrategia. Y la llamada a bloquear el parlamento del Front Republicà no consigue representación, a pesar de los meritorios resultados. Además,  el PSC y los Comuns conservan una bolsa de votantes considerable que los mantiene en una situación privilegiada, aunque con un intercambio de papeles de unos y otros.

Estas dinámicas, junto con el resultado español, abren la puerta, pues, a hacer ciertos pasos hacia la normalización de las relaciones entre los partidos independentistas y los partidos de ámbito español. Unas dinámicas que, eso sí quedarán muy condicionadas por la estrategia que siga Sánchez a la hora de formar gobierno.

El conflicto, pues, sigue abierto. Si alguien esperaba que el fracaso de la vía unilateral junto con el discurso prodescentralización de Sánchez lo desactivara, los resultados han dejado poco espacio a esta esperanza. Pero también se ha demostrado que abrir la puerta al diálogo no es penalizado en las urnas como algunos temían hasta ahora. Con una estrategia declarada de apuesta por este, de hecho, el PSC ha conseguido no solo aumentar su distancia con Ciudadanos sino también situarse por delante de los Comuns. Se abre por tanto la puerta al diálogo. Que será largo, eso sí, pues la mayoría sigue muy convencida del lado en el que se sitúa.