Claves para elegir los estudios

Saber orientarse, una competencia imprescindible en un mundo cambiante

Vivimos en un país con una tasa de abandono escolar prematuro muy elevada y una de las razones es una mala elección en los estudios

Saló de l'Ensenyament

Saló de l'Ensenyament / periodico

Jordi Plana

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Ya ha acabado la 30ª edición del Saló de l'Ensenyament, una feria anual donde los docentes, los jóvenes y sus familias pueden encontrar toda la información referida a los estudios postobligatorios que en los próximos meses, o años, tendrán que elegir.

Conocer la oferta disponible es fundamental para poder decidir hacia dónde queremos enfocar nuestro itinerario educativo. Pero saber quién hace qué y en qué lugares es solo un punto de partida. Los jóvenes de hoy están expuestos a un caudal de información inagotable, demasiado a menudo carente de matices, lleno de falsedades o en cambio constante. Son nativos digitales, saben moverse por el mundo virtual y las redes sociales, pero eso no los hace autónomos para tomar todo tipo de decisiones bien fundamentadas.

Para empezar a dibujar su itinerario vital profesionalizador en este mundo cambiante y, sobre todo para escoger estudios, necesitan orientación, ayudas en la navegación para buscar el camino a seguir.

Pero la orientación es una competencia necesaria a lo largo de toda la vida. Necesaria para transitar de una etapa a otra e imprescindible para tomar decisiones fundamentadas que se puedan sostener en tiempo. Y cuando hablamos de tránsitos educativos, esto es especialmente importante. Solo hay que recordar que vivimos en un país con una tasa de abandono escolar prematuro muy elevada, y muchos expertos coinciden en que uno de los factores que lo provocan es una mala elección.

Autonoconocimiento

Las posibilidades que tienen los jóvenes de hoy en día son muchas pero conviene tener presente que para elegir con éxito, que significa sostener en el tiempo la decisión tomada y con un buen nivel de satisfacción personal, hay algunos pasos que es importante seguir.

El primero es el autoconocimiento, aproximarse a uno mismo para entender quién soy, qué me gusta, qué quiero, cuáles son mis expectativas. Hay que afrontar los sueños personales desde la realidad, valorar las oportunidades y también los miedos. El lugar de donde venimos y el lugar donde queremos ir. Explorar los caminos a partir de lo que nos interesa y reconocer que la motivación es fundamental para la elección.

El segundo trata de intentar saber y enfocar hacia dónde queremos ir. No es fácil porque no estamos entrenados a hacerlo y porque, además, el mundo cambia demasiado rápido. Muchos de los trabajos que existen hoy desaparecerán los próximos años y muchos de los que existirán todavía no se han inventado. Y eso la oferta formativa no lo contempla. ¿Cómo tomamos, pues, decisiones en este mundo incierto?

No hay más remedio que sacudirse la pereza, tal vez el asombro, y pedir orientación, a la familia, a los tutores, profesionales o la gente de la comunidad. Apuntado el camino a seguir, entramos en la toma de decisiones e iniciamos un itinerario que nos lleve hacia un futuro deseado, no como un punto de llegada, sino como un camino resultante de las elecciones constantes que vamos haciendo en el ecosistema educativo que habitamos. Las que hemos ido haciendo en toda la escolarización, y las que iremos haciendo a partir de ahora ya lo largo de la vida.

Será nuestro paisaje educativo, un camino habitado de hitos, de señales que nos obligan a escoger. Es un proceso necesario y único para cada persona. A veces tendremos la sensación de que acertamos, pero otras veces seremos conscientes del error que hemos cometido. El fracaso, sin embargo, al igual que el éxito, será un aprendizaje en el camino de alcanzar las competencias que necesitamos hoy en día.

Orientarse nos debe servir para alcanzar el conjunto de destrezas, habilidades y capacidades que nos permiten construir nuestro itinerario vital en este mundo cambiante, interaccionar con los demás y responder a situaciones complejas propias de la sociedad en que vivimos.