Opinión | Editorial

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La espera de la reasignación de sexo

La demora es inasumible para unas personas que ya se enfrentan a múltiples sufrimientos

quirófano

quirófano / DANNY CAMINAL

Son múltiples las batallas a las que se enfrentan las personas transgénero. Prisioneras de un cuerpo con el que no se identifican, son muchas las que ven en la cirugía de reasignación de sexo la opción imprescindible para afrontar una vida digna. Pero los tiempos de su urgencia vital casan mal con los ritmos de las listas de espera de la sanidad pública. Pesa en la memoria el suicidio del joven vasco Ekai, de 16 años, que el pasado año no pudo soportar tanta demora y tantas dificultades para iniciar su tratamiento.

En Catalunya, la lista de espera para las operaciones de reasignación de sexo es de entre seis y siete años. Algo muy difícil de asumir cuando el sufrimiento es tan apremiante. Oficialmente, hay 122 personas esperando operarse, pero en el Institut Català de la Salut (ICS) existe el convencimiento de que hay muchas más personas interesadas. Pronto el Hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti) de Badalona y el Universitari de Bellvitge unirán sus esfuerzos con el Hospital Clínic de Barcelona y ofrecerán este tipo de operaciones. La previsión de la Generalitat es doblar el presupuesto destinado a este tipo de cirugía, pero la voluntad aún casa muy mal con la realidad de esos siete años de espera. Una demora lastimosa e inasumible para unas personas que se enfrentan a múltiples sufrimientos, desde su propio rechazo hasta la desaprobación de una sociedad aún no lo suficientemente flexible, concienciada ni respetuosa con la diversidad.