El 'annus horribilis' del Real Madrid

Un 5 de marzo, a tres meses del final del curso, el Real Madrid dio carpetazo a la temporada. El KO ante el Ajax en cuartos de la Champions cerró la semana trágica del equipo blanco, noqueado en los dos partidos precedentes de Copa y Liga –también en su estadio– por el Barça. Tres Champions seguidas, y cuatro en cinco años, quedaron atrás en una noche que, por sí sola, destapó las carencias de una estructura que los títulos europeos habían camuflado.

Es el Madrid un club presidencialista como lo son pocos hoy en Europa. Una entidad, por ejemplo, sin director deportivo y que se mueve a la estela de su presidente. En un fútbol tan sumamente profesionalizado como el del siglo XXI se revela una limitación excesiva. Y que se acusa cuando el entrenador (Zinedine Zidane) y la estrella (Cristiano Ronaldo) deciden irse tras ganar la última Champions. Un aviso que nadie pareció entender tras otro gran éxito, cierto, que no debía ocultar que el equipo acabó la Liga a 17 puntos del campeón, el FC Barcelona.  Desde entonces, la improvisación ha marcado los pasos de la entidad blanca. Se fichó aprisa y de mala manera al seleccionador Julen Lopetegui en vísperas del Mundial, y se le despidió a los cuatro meses. El relevo, un interino como Santiago Solari, no ha frenado la deriva. La suficiencia complaciente de la plantilla también llegó al palco al no cubrir la baja de Ronaldo. La consecuencia ha sido un 'annus horribilis' y la sensación de que la reconstrucción se antoja muy compleja.